Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 (Episodios Nacionales)

Opinión:

La constitución promulgada en Cádiz en 1812 supone todo un hito en la historia de España, ya que se trata de la primera carta magna que se concibe en este país.

Sus circunstancias también resultan muy curiosas al ser creada tras la guerra contra la invasión de las tropas napoleónicas, la Guerra de la Independencia española.

Cádiz es la ciudad elegida para ser la sede de la Junta General Suprema, que será la encargada de gobernar debido al exilio del monarca Fernando VII. Allí se concentrarán los políticos con ideas más avanzadas de todo el reino, obteniendo como resultado una constitución de amplia soberanía popular y de ciertas libertades cuyo fin es derribar el Antiguo Régimen.

Este ambiente es el que nos muestra Benito Pérez Galdós en su obra Cádiz.  El escritor nos sumerge en las calles de la convulsa ciudad, que se convertirá en el centro neurálgico del país.

La obra de Galdós es de un detallismo sublime, por lo que la narración que nos hace de los hechos resulta poco más que una crónica vivida a tiempo real. Es cierto que el autor tiende a engrandecer los acontecimientos como medio de enaltecer el espíritu patriótico de la época, llegando a producir que algunos de los acontecimientos narrados nos parezcan del todo ficticios.  Pero eso es algo que sabe suplir con otros muchos, y brillantes, aspectos del libro.

Aparte de la perfecta recreación histórica del momento, la magnífica trama y la sensacional narración que se nos presenta, otro de los aspectos fundamentales de la obra es la pulcra caracterización de los personajes. Se trata de figuras metódicamente cuidadas y definidas, que marcan perfectamente los tiempos de cada situación y momento en la obra. Estas descripciones reflejan fielmente lo que fue la vida cotidiana del siglo XIX.

Para finalizar, esta publicación nos obsequia con la copia íntegra de la Constitución de 1812. Durante su lectura se podrá dar buena cuenta de los grandes avances que en ella se reunían y que suponían un adelanto importante en un tiempo, y una sociedad, anquilosada en los valores tradicionales del Antiguo Régimen.

Por todo ello, recomiendo esta obra. Estamos ante una joya del pasado que se nos presenta para que la disfrutemos y valoremos en su justa medida. Así que disfrutemos de toda la sabiduría que nos ofrece y reflexionemos: ¿en la actualidad, nos encontraríamos viviendo en una sociedad mucho más avanzada y abierta si la Constitución de 1812 no hubiese sido abolida por Fernando VII tras su vuelta del exilio?

El debate está abierto, damas y caballeros… 
 
Pablo Díaz González