las aventuras de huckleberry finn (juvenil)

Opinión:

Estamos ante una de las novelas clave de la historia de la literatura, ante el libro en que nace la narrativa moderna estadounidense. Y de verdad que se nota al leerlo: mientras estas en ello, es difícil no pensar en que gente como Hemingway, Kerouac, Bukowski o Conrad no serían como son sino existiera esta obra, que entronca la literatura norteamericana directamente con las obras clásicos de Shakespeare, el Quijote o La Odisea, que prestan su aliento épico a esta historia.

No cabe duda que la novela destila, a través de las aventuras de Huck, lo peor de la esencia norteamericana, magistralmente absorbida por Mark Twain: la violencia, el racismo, la estupidez, la esclavitud, la hipocresía, etc. Pese a ello, no estamos ante una obra pesimista, puesto que el contrapeso a todos esos defectos es muy poderoso en la novela, y lo vemos a través de este extraño héroe que es Huck: la bondad, la independencia, el individuo, las ansias de libertad, la capacidad del individuo de luchar contra su propia conciencia social y su educación y crear una moral propia, algo que se ve reflejado en las contradicciones morales que sufre Huck por su afán interno de liberar a su amigo Jim.

Decíamos que Twain no es pesimista, pero no porque dé recetas para cambiar la sociedad, sino porque muestra posbilidades de escapar de ella: las virtudes de Huck, parece decir Twain, sólo es posible alcanzarlas al margen de la sociedad: Huck es un auténtico "outsider".

Todo esto se transmite partiendo de un uso magistral de la elección del punto de vista del narrador: la historia está contada en primera persona por Huck, con un estilo realista y sencillo (es un niño vagabundo), comunicando fácilmente de este modo toda la ironía que genera la incomprensión del comportamiento social "adulto", contraponiéndola a la fascinación infantil por los paisajes y los recursos de la naturaleza a través de unas descripciones fabulosas.

Imprescindible.