Las arrugas del mundo

Opinión:

Fernando Pinilla Infiesta, gijonés afincado en Toledo, es el autor de este fantástico libro, "Las arrugas del mundo". Es su tercera novela, después de "Memoria y sombra" y "Camino por el que has de andar". Está editada por la Editorial Ledoria.

Sin duda, estamos ante un libro para disfrutarlo, bien escrito con un estilo literario muy cuidado, rico, dinámico y con ritmo. En ocasiones parece estar usando una prosa poetizada, con musicalidad en el lenguaje.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que no le pone nombre a su personaje principal, que, a su vez, es el que narra la historia. Se trata de un hombre casado, con dos hijos y que tiene un buen puesto de trabajo. Le gusta sentarse en las escaleras de la iglesia de Santa Úrsula, en Toledo, a comer pipas en compañía de Federico y Pero, su perro. Tiene una mente creativa e ingeniosa, imaginándose la vida de algunas de las personas que pasan por la calle. Un día, mientras trabaja, ocurre un hecho que lo deja malherido y traumatizado, por lo que ha de permanecer mucho tiempo de baja, así que decide aficionarse a la fotografía. Escuchando una conversación entre dos personas, descubre que, al menos veinte años antes, otro fotógrafo tomaba instantáneas en el mismo lugar que él, y decide indagar sobre ese hombre, llamado Antonio Viñales.

No es un libro fácil de leer. En un tono intimista e introvertido a veces, utiliza numerosos adjetivos, que le dan mucho juego. La manera en que conduce a su personaje es brillante. Pinilla otorga al lector el buen gusto por la palabra y la riqueza del castellano.

Hay aspectos que no nombra, pero se intuyen, como, por ejemplo, el escenario donde sitúa los hechos de su novela. Son en Toledo, aun así, no menciona la ciudad en ningún momento, en cambio, cita muchas de sus calles y de sus edificios.

El autor hace referencia a bastantes películas y de algunas rememora algunas de sus frases más célebres, como en "Lo que el viento se llevó", "Casablanca" o "Algo para recordar". A otras, les dedica más espacio, como es el caso de "Despertares" o "Billy Elliot". Además, nombra tanto a autores como Camilo José Cela, Jorge Luis Borges o Javier Marías, como a famosos actores de cine, como es el caso de Elizabeth Taylor o John Wayne.

Fernando Pinilla nos describe a lo largo de la novela temas tras trascendentales como añoranza del pasado y el sentido de la vida. Nos muestra con gran calidad literaria lo fugaces que somos en el mundo, la caducidad de la amistad, el amor por los animales, la fragilidad del ser humano, la familia, la enfermedad y la muerte. Vida y mundo son dos de las palabras que más utiliza en su libro, nombrándolas en castellano y en alemán cada vez que las usa.

El final es delicado y sutil, de esos que te dejan con ganas de más.

Físicamente, el libro es cómodo y manejable, son 264 páginas en tapa blanda, y con bastantes fotografías en blanco y negro entre sus once capítulos. He de mencionar, además, el bonito detalle de Fernando Pinilla de enviarnos su libro con dedicatoria y marcapáginas.

Judith L