Lágrimas en la lluvia

Opinión:

Fernando Martínez Gimeno

"He visto cosas que ustedes nunca hubieran podido imaginar: naves de combate en llamas más allá de Orión... He visto relámpagos resplandeciendo en la oscuridad cerca de la entrada de Tannhäuser... Todos esos momentos se perderán... en el tiempo, igual que lágrimas... en la lluvia... Es hora, de morir".

Este es quizás uno de los momentos más memorables del cine, cuando Roy Batty hace su escena final en la película Blade Runner de Ridley Scott. Una película que está basada en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Todo esto viene a colación porque ya desde el título se hace referencia a esta película y si se lee el resumen de la contraportada nos irán sonando muchos elementos. Y añado más. P. K. Dick coloca la acción en el año 2019, es decir, algo cerca para Rosa Montero y ella lo pone en el año 2109, un simple cambio de cifras. Incluso este párrafo se puede leer en un momento dado en la novela.

El mundo ha cambiado bastante, como es lógico, un futuro tecnológicamente muy avanzado. Hay viajes interplanetarios, vida extraterrestre (los llamados bichos), teletransportación (con algunos peligros en cuanto a cómo quedan las personas que realizan los saltos), catástrofes ecológicas y androides (reps para los que los rechazan), pistolas de plasma, etc. Los replicantes son seres creados para realizar todo tipo de labores (desde investigación a combate) que, después de dos años de servicio, disfrutan de ocho años de vida en libertad antes de morir y llegar a un estado llamado TTT. La diferencia básica con lo que se podía ver en la película está en que disfrutan de los mismos derechos que los humanos, si bien es cierto que existe un importante grupo que no comparte esa idea y defiende, incluso, su eliminación, son los llamados supremacistas y se agrupan en partidos políticos como el PSH.

El claro homenaje que se hace a Blade Runner va más allá del decorado y donde mejor se refleja es en el personaje protagonista, Bruna Husky, un androide a la que faltan cuatro años, tres meses y unos cuantos días para morir y que constantemente tiene en mente esta cifra y vamos viendo cómo va descontando. Es a través de sus vivencias e investigaciones y de la angustia psicológica que le produce el saber el tiempo que le queda por vivir, de donde surgen las reflexiones más interesantes acerca de la muerte y del miedo que produce.

Hay varios capítulos que son textos y documentos de diversa índole jurídica e histórica incluidos en la novela provenientes del Archivo Central de los Estados Unidos de la Tierra que, nos permiten conocer momentos históricos, políticos y bélicos fundamentales para entender los años de la historia de la humanidad. Algo muy acertado para poder saber de primera mano cómo es la sociedad de ese futuro  y cómo ha sido construida.

Algo que sí hay que destacar como negativo es que en algunos momentos no he entendido el porqué de algunos capítulos. La protagonista da vueltas y vueltas y se nos describe su quehacer diario, o cosas sin demasiada sustancia. Algo que hace que aquellos que nos acercamos a la novela para ver la parte de ciencia ficción o la parte de investigación que lleva a cabo Husky, empecemos a leer en diagonal. No es que no nos interese pero una vez vale, dos pasa, pero cuando son varios los capítulos, llega un momento que decides prescindir de esas partes.
 
Así pues, Lágrimas en la lluvia hará felices a los fans de Rosa Montero, a buen seguro que escriba lo que escriba en el género que lo ubique estarán encantados con su prosa, con su manera de desarrollar las tramas, pero a aquellos que nos acercamos con la idea de ver algo nuevo, algo que nos suena pero que queremos ver cómo se enfoca, nos puede llegar a cansar. Si bien es cierto que la novela es acertada en los momentos de acción y ciencia ficción, creo que me sobran algunas páginas de esas 478.
 
Espero que con las siguientes historias que la autora ha comentado que quiere escribir en este escenario futurista y quizá con esta protagonista, la prosa se asiente y vaya despejando algunas sobras.

Fernando Martínez Gimeno

Ignacio Carcelén

Supongo que ciertos críticos miran con una lupa el trabajo de los autores y se dicen: "Te he pillado". Son las mismas personas que en una reunión quieren decir la última palabra y normalmente no escuchan a los demás. Embelesados con la idea que tienen de sí mismos.

Si uno de ellos habla acerca de este libro, quizá pudiera contar que el estilo no es muy cuidado, casi como si nos hubieran transmitido las notas de la autora. Pero no se deje engañar, Rosa Montero es una de las mejores escritoras de nuestro país. Con más tablas y conocimiento de la escritura que mucha gente con el nombre de especializada.

"Lágrimas en la lluvia" es una estupenda novela que no podrás dejar. La autora promete dos partes más. Así que vaya haciendo hueco en su biblioteca o si ya ha comenzado a tomar parte de la escalera, háblelo con su junta de vecinos.

La protagonista es Bruna Husky, quizá estaría bien en lo siguiente ver correr por nuestras ciudades a mujeres y hombres que se reconocen en ella. Porque si uno no se ve reflejado en ella, o le queda un largo camino por recorrer o realmente no sabemos qué está haciendo. Bruna es una importante parte de la novela, y su "memorista" la propia Montero. Que haya pasado esos momentos de su mano, hace más especial la lectura y el sabor tiende a duradero.

La acción es continua, muy entretenida, ay, si se pudieran leer los libros en un segundo y guardar esa emoción y hacerla explotar en la cara de tu jefe. Doy por supuesto que todos tiene jefe, aunque reciban otros nombres.

Bruna no estará sola en su aventura. En esas ciudades, en la que en cada esquina hay un amigo y un enemigo, en la que eres un héroe porque nunca te has rendido, Bruna encontrará apoyos y su corazón de mariposa pedirá que apaguen la luz, siempre demasiado violenta. Recuerdo las palabras que piden no confundir fragilidad con debilidad, y nunca está de más tenerlo presente.

Pido a los lectores, a los que van a escuchar la historia, que recuerden que vivimos en el futuro, no tan lejano como el que se nos ofrece, pero al que por desgracia todos los días nos acercan más empujando sin orden. Sea malicioso y ponga a prueba su actualidad periodística y juegue a cambiar los nombres como ejercicio mental y de salud. La novela de ciencia ficción es un toque de atención, una llamada, y haríamos mal o no la comprendemos, si alguien cree no guarda relación con nosotros.

Felicidades, Rosa.

Ignacio Carcelén