La vida de Chéjov

Opinión:

Todo es un lujo en "La vida de Chéjov", edición que tenemos que agradecer a Salamandra. Entendiendo a priori que la vida del escritor ruso da para mucho, si es además la gran autora Irène Némirovsky quien te lo narra y novela, entonces estamos ante un libro formidable.

Su biografía posee  todos los ingredientes de las narraciones clásicas, por eso no es de extrañar que la editorial lo haya incluido en su colección de narrativa; ahí está la historia de infancia pobre, su ascenso desde la nada al trono de las letras en una peripecia de componentes dickensianos, sus relaciones con actrices que encarnaban a algunos de los grandes personajes, los momentos altos y bajos de la carrera artística, su vida personal lastrada por una larga enfermedad… como ven, la biografía de Chéjov es toda una novela.

El volumen que ahora se edita es una biografía novelada bellísima a cargo de la autora de la inestimable Suite francesa, que Salamandra ya había puesto en circulación para disfrute del público en español. Además, el libro puede tomarse como un conjunto de reflexiones sobre la vida rusa, con tintes casi antropológicos -indagar en el alma eslava- y una descripción muy completa de las circunstancias del maestro Chéjov. En qué tipo de hogar creció, cómo era su pueblo, su entorno, sus padres y abuelos. También incluye no pocas reflexiones de interés sobre la literatura rusa, pues al biografiar al autor de La gaviota también se habla mucho y bien de Tolstói, de Gorki, de la manera en que se difundía los relatos en el mundo editorial y de la prensa de la época. La pormenorización de las similitudes y diferencias entre Tolstói y Chéjov según en qué momento de su producción estemos es apasionante. La introducción de Mercedes Monmany establece un pórtico perfecto para lo que vendrá después.

Testimonio magnífico, a ratos lírico, con una sólida investigación detrás, sobre una vida difícil en todos los sentidos. Chéjov nació en una familia pobre, con un padre déspota que tenía una tienda que no daba para nada y que protagonizaría una especie de huida a Moscú que poco a poco irían replicando el resto de los miembros de la familia. Al final, gran parte de ellos vivirían de lo que Anton Chéjov pudiera darles, y Némirovsky invierte no pocos esfuerzos en demostrarnos el carácter parasitario de los miembros de la familia del genial escritor. Asistimos a las circunstancias de composición de las obras, y resultan vibrantes las descripciones de los estrenos de sus piezas teatrales. Aunque hoy en día se consideren grandes clásicos, muchas de ellas fueron un fracaso total en su estreno.

Irène Némirovsky se toma el texto como una novela: elabora los personajes con mimo, con todo el tiempo del mundo para identificarlos. Sabe que para entenderle hay que conocer muy bien el alma de Chéjov, sus circunstancias, el carácter de sus padres y hermanos. Le interesa lo subjetivo y familiar, y es todo un gozo lector cómo lo recrea.

El libro puede emplearse perfectamente como guía para futuros escritores, pues gracias a él asistimos a la forja de un gran autor. El camino difícil, imprevisible, que es siempre el arte. Al acabar "La vida de Chéjov" no tenemos solamente aspectos de su vida, sino una argumentación biográfica de por qué escribe como escribe.

La sensibilidad de la autora es el mayor regalo de la biografía. Siendo Anton Chéjov una persona que siempre tuvo una salud quebradiza, Némirovsky construye una lírica del sufrimiento y las dificultades que se disfruta en cada página.

Rafael Ruiz Pleguezuelos