La vampira de Venecia

Opinión:

El título lleva la atención hacia el momento presente de la narración, aunque también hay otras épocas en la historia que se cuenta. Ahora bien, si alguien ha leído antes otra novela de Lorenzo Fernández Bueno que se titulaba "El vampiro de Silesia", encontrará esta de ahora demasiado familiar con la que se publicó en 2013. En todo caso, el autor ha pulido el texto y ha hecho algunos retoques, aunque la historia sigue siendo la misma.

El planteamiento es que entre la realidad y la superstición hay elementos comunes, que esos miedos atávicos y ancestrales, propios de lugares apartados de la civilización, tienen una base real, aunque se le adjudique un carácter demoníaco o similar, por lo que se podría investigar en busca de su secreto.

Así, mientras que el descubrimiento actual del esqueleto de una mujer torturada ante la creencia de que se trataba de una vampira no trascendería más allá de la superstición de otros tiempos, algunos detalles dan otra idea más espeluznante, que se va desarrollando poco a poco, entre unos diarios de bastante tiempo atrás, que por lo que me ha parecido son reales, y otros documentos crípticos que ayudan a formar una composición de lugar y también para apuntar hacia un pontífice que habría ordenado una completa investigación en beneficio propio de lo que podría sea una inmortalidad propiciada por alguna sustancia misteriosa.

A medida que la trama avanza, el ambiente se hace cada vez más irreal, implicando a buena parte de los protagonistas en una intriga que llega hasta la última página, que añade unas cuantas líneas a la versión de 2013, como una página en total, que dan un final más cerrado y políticamente correcto que el anterior.

En mi opinión y atendiendo al diferente final, prefiero la versión anterior, aunque también reconozco que el texto está ahora mejor y eso es un importante punto a favor.

De todas formas, considero que "La vampira de Venecia" es una muy buena novela que combina la intriga con un ambiente fantasmagórico y terrorífico donde los vampiros, aun siendo una aberración, existen y conviven con nosotros.

Selin