La travesía

Opinión:

En "La travesía", de Maja Lunde, un cuarteto de jóvenes protagonistas lucha por desenvolverse en un mundo sumido en el colapso moral, el peligro clandestino y las alianzas frágiles. Ambientada en la Noruega ocupada por los nazis durante el otoño de 1942, esta historia sigue a dos hermanos, Gerda y Otto, que emprenden un peligroso viaje para escoltar a dos niños judíos, Daniel y Sarah, a través de un paisaje cubierto de nieve hacia la neutral Suecia. Para Daniel y Sarah, la frontera representa un santuario; para el grupo en su conjunto, pone a prueba los límites de su empatía, unidad y determinación.

Lunde, que ha cosechado elogios tanto en su país como en el extranjero, demuestra su habilidad para iluminar las crudas realidades de la guerra para un público más joven. Su prosa es sencilla y directa, pero nunca condescendiente. Cada capítulo breve es accesible, el lenguaje es claro sin renunciar a la profundidad emocional. En estas páginas, incluso los momentos más simples parecen cargados: los pasos apagados fuera de un sótano oculto, el silencio tenso en una habitación del ático o la suavidad de una bufanda presionada contra el cristal de una ventana, que indican tanto esperanza como miedo.

Lo que distingue a esta novela de muchas otras narraciones sobre la guerra escritas para adolescentes es su equilibrio entre la sinceridad y el cuidado. Los horrores de la época (la deportación, la traición, la escasez) salen a la superficie con bastante claridad, pero Lunde los filtra a través de una lente que no abruma a los lectores más jóvenes. No suaviza lo que está en juego ni los sumerge en una crueldad gráfica; en cambio, la tensión emerge a través de una serie de encuentros y decisiones que parecen peligrosamente honestos. ¿El granjero que ofrece refugio será un amigo o un colaborador? ¿Pueden los niños confiar en sus propios instintos cuando la realidad está tan distorsionada por el miedo?

Gerda, de tan solo diez años, rebosa de valentía temeraria y de la intensidad fresca de quien se aferra a los héroes de su imaginación (en su caso, los valientes mosqueteros), mientras que Otto, mayor y más circunspecto, mide sus decisiones con un rigor sereno. La determinación cautelosa de Daniel y la vulnerabilidad de Sarah completan un elenco de personajes cuyas personalidades parecen auténticas para su edad y sus circunstancias. Juntos, presentan un microcosmos de la humanidad bajo presión, lo que demuestra que los niños también pueden soportar cargas morales y estar a la altura de los momentos de altruismo.

Como narrativa diseñada para lectores de diez años en adelante, la historia deja plantadas inteligentemente las semillas del pensamiento crítico. Los eventos históricos no se presentan como abstracciones distantes; son tangibles y moldean cada decisión de los niños. Al leer su viaje, los jóvenes lectores se enfrentan a preguntas sobre la confianza, la lealtad y el costo del coraje. Aprenden que el miedo y la amabilidad pueden coexistir, que dentro de cada extraño yace la posibilidad del peligro o la compasión.

La obra de Lunde defiende firmemente los valores de la empatía y la conciencia moral, lo que la hace especialmente resonante para los lectores jóvenes contemporáneos. Su sensible descripción de tiempos peligrosos invita (e, idealmente, a los adultos que los guían) a entablar un diálogo sobre un pasado que todavía resuena hoy.

Aunque tanto la novela se desarrolla en un momento histórico específico, sus lecciones más amplias (sobre la capacidad de la humanidad tanto para hacer daño como para sanar) parecen atemporales.

En definitiva, estamos ante una historia llena de suspenso y una herramienta educativa significativa. En la penumbra de la Noruega ocupada, Gerda, Otto, Daniel y Sarah nos recuerdan que el coraje puede echar raíces incluso en el terreno más inhóspito y que la esperanza a menudo se lleva adelante, literalmente, sobre los hombros más pequeños.

Muy recomendable.

*Una novela de Nocturna Ediciones.

Violeta Lila