La tierra de Dios

Opinión:

El espíritu que anima la obra es el de la convivencia de las tres culturas: cristiana, judaica y musulmana. Convivencia que en realidad sólo lo es parcialmente. Como individuos, hay un permanente contacto e intercambio de miembros de las tres religiones, ejemplificado en los personajes de la novela, a cual más variopinto. Pero como entes políticos ocurre justo lo contrario: la tensión máxima se desarrolla entre los reinos cristianos y los moros. Los judíos, al ser un grupo social sin reino cuya posición de poder se concentraba en la economía, por una parte, y en la medicina y la investigación por otra, fluctúan entre ambos como una bisagra, repudiados y necesitados a la vez.
 
La novela, muy en la línea de la obra de Peter Berling, está bien documentada, el clima político es correcto, las aventuras tienen en general su interés, y la acción está dosificada para que vaya creciendo paulatinamente, aunque con algunos tramos donde, se queda un tanto en suspenso, por disgresiones relativas a los hechos reales, por una parte, y a las teorías mesiánicas musulmanas por otra. Sobra metraje, en mi opinión.

Se echa en falta un prólogo, o una nota en la contraportada, en  que se relacione, aunque muy sucintamente, esta obra con la anterior, La dama y el león, en la que los protagonistas principales tienen sus primeras aventuras. Porque la irrupción en la escena es excesivamente brusca y tardamos bastantes páginas en saber algo de ellos. Tampoco los personajes femeninos principales están tratados con profundidad, aunque tengan algunos momentos emocionantes, pero, en general, se dejan un tanto de lado, en función del conjunto. En la resolución de la batalla final también se toma abundantes licencias que se entremezclan casi con lo fantástico. El desenlace es sorprendente y mantiene muy bien la atención.

A destacar: la presentación del libro es excelente, la portada muy atractiva, e incluye planos de las tres ciudades: Barcelona, Toledo y Córdoba, ejes de la acción. En suma, un producto que no deja de tener su interés, pero mejorable. Si prescindimos de estos detalles que he tratado de señalar y que al gran público probablemente no  incomoden, es una novela de aventuras que se deja leer bien y que entretiene, a la vez que ilustra sobre el mundo medieval hispánico.
 
Ariodante
Marzo 2010