La terapia del secador

Opinión:

Vaya por delante que no nos encontramos ante un libro que quiera sustituir en ninguna de las medidas a los consejos médicos o a las terapias a las que nos hayan recomendado nuestros especialistas si tenemos alguna dolencia específica y así lo indica en varias ocasiones el autor.

Se trata de una terapia alternativa para intentar solventar pequeñas dolencias que podamos encontrarnos en nuestro día a día como puedan ser dolores de cabeza, dolores menstruales, insomnio, diarreas, alergias….

Durante las primeras cuarenta páginas se hace un amplio desglose informativo de la tradicional medicina china totalmente accesible a todos los lectores; su origen, sus nombres, sus utilidades.

Pone nombre y referencia a los puntos habituales de la técnica de acupuntura y describe los beneficios que se pueden lograr y lo que podemos sanar aplicando presión digital (o calor con el secador en este caso) en esos puntos.

Sólo tendríamos que practicar correctamente las 10 indicaciones que nos marca e incidir con los tiempos y presiones que nos van recomendando en cada dolencia que queramos tratar.

Incide en que la clave del éxito está en la constancia y el objetivo principal es el placer de la experiencia, esos momentos a solas con el secador deben ser momentos íntimos de diálogo con tu cuerpo y tu cuidado personal, para conseguir una etapa positiva de salud y bienestar en tu vida.

Aunque parezca un método chorra sí que está comprobado que en función de en qué zona se aplique digitoterapia o calor localizado se tiende a mejorar ciertas pequeñas dolencias.

Es un libro, aunque a primera vista no lo parezca, bastante técnico en cuanto a la forma de explicar y llevar adelante las propuestas en él contenidas.

Utilizando términos propios de la acupuntura en todo momento explica el origen del porqué y el cómo se usa y lo que se quiere conseguir, ayudándose además de sencillas ilustraciones que nos llevan a poder realizar los ejercicios que nos propone con una mayor facilidad aún si cabe con la explicación dada.

Pecando de incrédula en este tipo de terapias (y no porque no me gusten las terapias alternativas, al contrario, intento llevarlas a cabo en la mayoría de los casos) tan "raritas" me he dispuesto a probar alguna de sus indicaciones, y ¡vaya! Llamadlo sugestión, llamadlo casualidad, pero ha funcionado el remedio de aplicar calor sobre las cervicales doloridas después de un largo fin de semana sin parar.

Cada día me fascinan más las técnicas ancestrales orientales para según qué cosas, pero en este caso, que no os eche para atrás el título o la portada del libro pensando que puede ser una tomadura de pelo.

Estamos ante una forma de solventar ciertas dolencias que en mundo occidental acotamos con elementos químicos como puedan ser paracetamol o ibuprofeno.

Dejémonos enseñar y maravillar, una vez más por estos remedios de abuela, que realmente, o en mi caso sí que ha sido afirmativo, funcionan.

Ross Goose