La suerte del enano

Opinión:

La inspectora Sara Robles investiga la muerte de una anciana en su domicilio. La escena del crimen es tan dantesca que todo parece indicar que ha sido asesinada.

Al mismo tiempo, un misterioso criminal conocido como "El Espantapájaros", orquesta un robo en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, a través del alcantarillado de la ciudad. Pese a lograr su objetivo, una talla de gran valor de Berruguete; el atraco no ha discurrido como debiera y se ha saldado con tres víctimas mortales.

Para resolver los crímenes del museo, Sara contará con la ayuda de un inspector de Patrimonio Nacional que le asesorará sobre las conexiones entre el robo de obras de arte y otros delitos como el blanqueo de capitales o el tráfico de drogas.

En "La suerte del enano", Gellida vuelve a sus orígenes. No solo a Valladolid, capital de su universo literario, sino también a los brazos de viejos conocidos como Sara, Peteira o Copito, a los que ya conocimos en las trilogías "Versos, canciones y trocitos de carne" y "Refranes, canciones y rastros de sangre".

La inspectora Robles, protagonista de la novela, es una mujer fuerte, sin pelos en la lengua, que ha trabajado duro para llegar a ser jefa de grupo. Lidia con problemas de hipersexualidad, pero estos no interfieren en su vida profesional.

Su némesis, "El Espantapájaros", es un hombre brillante al que sus problemas físicos no le han incapacitado para ser uno de los criminales más buscados en todo el mundo. No es violento por naturaleza, pero no le tiembla el pulso si tiene que deshacerse de algún enemigo.

El elenco de personajes secundarios es impresionante. De ellos me quedo con "Doña Teresa", una anciana capaz de hacer temblar al más curtido agente de policía; y con el regreso de un viejo conocido al que tengo mucho cariño.  

En cuanto a la trama, una vez más (y van once), el autor consigue engañar al lector y pillarle a contrapié con un final que no se ve venir ni de lejos. Tan sorprendente que terminas la lectura con el consabido ¡hay que joderse!

Si aún no habéis leído ningún libro del autor, esta novela auto conclusiva puede ser una buena manera de conocer el "gellidismo extremo" y descubrir por qué Cesar es uno de los mejores autores «noir» del mercado.

¿Con qué nos sorprenderá en su próxima novela? Habrá que esperar a ver que dictaminan los secadores de pelo que el autor utiliza como sonido de ambiente para escribir.

Ana G. Aranda