La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja 3)

Opinión:

Es curioso pero cuando lees una trilogía y más cuando el tercer volumen tiene más de 800 páginas, si te paras a pensar en cómo empezó el libro... no lo recuerdas. Y es que estas historias tienen el inicio en el primer volumen (La cosecha de Samhein), y si está bien dosificada la historia gustará el segundo (Los hijos de las Tinieblas) y emocionará y satisfará el tercero, el que la cierra. Y así ha sido con El ciclo de la luna roja. Si te tienes que acordar de algo inevitablemente te vienen muchísimas imágenes a la cabeza y éstas pueden pertenecer independientemente a un volumen u otro.
 
Si hago un esfuerzo y me limito al tercero puedo ver a Esmael enseñando a Héctor a usar sus poderes de ángel negro, a Lizbeth alejándose de la manada a la que se ha unido Maddie, a Darío convirtiéndose en un trasgo, a Bruno cambiando su nombre a Sedalar Tul y demostrando que es de los mejores magos que ha tenido Rocavarancolia, a Marina -ya convertida en vampira- alimentándose de la sangre de algunos conocidos, a Natalia demostrando si sus onyces (sus sombras) son de fiar o no... Son muchísimos los recuerdos que nos quedarán de este volumen, pero estoy convencida de que recordaremos la historia del ciclo de la luna roja en su conjunto.
 
Cotrina, a través del terror y la fantasía, nos contó una historia de adultos con niños, de magia, de buenos y malos, de perversos e inocentes, de Maldad, de conspiraciones, de supervivientes, de tortura... lo tenía todo. Pero no sería tan magnífica de no haber sido por sus personajes, algunos fantásticamente ideados: Dama Desgarro (que se cae a trozos), los Lexel (el blanco y el negro), el cambiante (qué añoranza con este personaje y qué tristeza), Utjan (que tiene sus armas tatuadas y les da vida), Dama Sueño (que crea un submundo), Dama Serena (deseando fervientemente una muerte que nunca llega)... Y por supuesto hay lobos, vampiros, ángeles negros, fantasmas, invisibles, arañas, y toda una amplísima fauna que harán las delicias de cualquier mente deseosa de imágenes frescas y clásicas. Desde gárgolas hasta dragones... No le falta de nada. Ni siquiera Hurza Comeojos y Harex, los dos personajes más malvados de Rocavarancolia (y estos sí lo son hasta la extenuación). Y la propia Rocavarancolia, un mundo inexistente hasta que Cotrina lo creó para nosotros, único, vivo y palpitante.
 
Para quienes no lo sepan, José Antonio Cotrina publicó inicialmente los dos primeros volúmenes con Alfaguara. Tras una larga lucha por publicar la tercera -lucha en la que contaba con nuestro apoyo- el autor consiguió que otra editorial confiara en él. Y ahora, un detalle: a todo aquel que se la he aconsejado le ha gustado la trilogía. Ese es motivo suficiente para confiar en la historia. Nadie se ha sentido defraudado.
 
Gracias a Hidra Editorial pueden adquirirse ahora los tres volúmenes con el mismo diseño. Lo tienen disponible en pack o por separado.
 
Quise, en su momento, votar a esta trilogía como la mejor del año, pero tardaba mucho en salir el final. Hoy, que la he acabado, puedo deciros que sí, que es la mejor trilogía de fantasía y terror juvenil española del año pasado (y de momento también de éste). Y si Sedalar Tul me da permiso, ahora mismo hago un conjuro, lo dibujo sobre el libro y le imprimo un sortilegio de larga vida. Que así sea, se lo merece.
 
Anika Lillo