La sed (Harry Hole, 11)

Opinión:

Después de los acontecimientos ocurridos en la novela anterior, "Policía", Jo Nesbo nos ha preparado para todo en esta undécima entrega de la saga. Prácticamente nos ha dicho que todo puede ser posible; y ahora mucho más tras una entrevista en la que anunció que tenía previsto terminar con la saga en algún momento. Ahora el lector vivirá cada novela con una cierta angustia, pensando que tal vez se encuentre ante el fin de Harry Hole.

Parece que ahora que Harry se ha convertido en profesor de la Academia de Policía, le aparecen los casos más complicados y extraños.

En este libro, Katrine y su equipo extraoficial volverá a reunirse para dar caza a un asesino en serie extraño que practica el vampirismo. Se añadirán dos nuevos miembros, uno totalmente ajeno a la policía, pero que parece tener experiencia en la materia, el psicólogo Smith; el otro es un nuevo policía que acaba de incorporarse Anders Wyller, un joven que quiere llegar a ser como Harry.

Al principio veremos como Harry se niega en redondo en formar parte del equipo de caza por el bien de su matrimonio y de sus relaciones familiares, pero cuando entiende que el asesino le ha dejado un mensaje dirigido sólo a él volverá al centro de la acción más decidido que nunca a terminar algo que debió acabar mucho tiempo antes.

Harry descubrirá que su vida ahora es placentera y mejor de lo que jamás podría haber pensado; sin embargo, le falta ese subidón de adrenalina que siente cuando se está inmerso de lleno en la caza de asesinos despiadados; asesinos que sólo él es capaz de atrapar porque son prácticamente iguales, separados por una fina línea que delimita claramente cuál es el lado de la justicia. Por si fuera poco esa tranquilidad que le rodea no impide que tenga extrañas pesadillas cuando duerme. Unas pesadillas que terminar por atenazarle y que amenazan con destruirlo todo.

Por si fuera poco este embrollado caso le llevará de nuevo al averno, donde deberá luchar continuamente contra esa sed... de alcohol.

Pero ahora no está luchando contra un asesino común que parece regresar de su pasado; sus métodos son brutales, métodos en los que utiliza un instrumento bucal modificado de un aparato de tortura medieval. Además, el asesino parece saber en todo momento los pasos que dan Harry y su equipo.

Por otro lado, Jo Nesbo parece hacer una fuerte crítica contra los medios de comunicación siempre ávidos de noticias y a quienes no les importa más que publicar al precio que sea las noticias más escabrosas y truculentas. Para ello se vale, además de la presión que los medios ejercen continuamente sobre el trabajo policial, de una joven y ambiciosa periodista que no dudará en reclamar la atención del asesino para saber qué métodos utiliza, cómo elige a sus víctimas y por qué lo hace, al margen de ser un vampirista. De locos, pero traído a escenas más reales y conocidas, vemos como los periodistas pueden llegar a utlizar técnicas bastante poco ortodoxas para conseguir la información que necesitan.

Este último libro tiene un tono y un ritmo propios de una película, algo en este sentido ya empezamos a percibir en la novela anterior. Grandes persecuciones, mucha acción y bastante intriga hacen que el lector sienta estar proyectando la lectura de su mente a un posible futuro film.

Tal vez el tema del vampirismo nos resulte un tanto extravagante en una novela de este tipo, pero hay que decir que está muy tratado y ubicado en la historia, no se trata de una idea superficial ni salen a relucir vampiros tipo Drácula. En esta ocasión, se trata de un ser que tiene auténtica sed de sangre, pero que busca algo más.

Jo Nesbo nos vuelve a ofrecer una novela entretenida en la que impera un ritmo frenético y que atrapará al lector desde la primera página. Totalmente impredecible, el autor volverá a sorprendernos con sus giros imprevistos de última hora y volverá a dejar el final abierto para dejar al lector con ganas de más ¡como si dejando todo bien cerrado nos pudiésemos olvidar de nuestro inimitable Harry!

Mila L. Castelo