La Rive Gauche: arte, pasión y el renacer de París. 1940-1950

Opinión:

Agnès Poirier ha escrito un magnífico ensayo que nos permite conocer cuál era el ambiente de París durante la Segunda Guerra Mundial, pero no del París del pueblo, sino del intelectual, porque son los grandes intelectuales del momento sus protagonistas. "La Rive Gauche: arte, pasión y renacer de París, 1940-1950" ha sido publicado por Paidós.

El protagonista absoluto es París. Es una lectura impresionante por toda la información que aporta, mucha de ella no la conocía. Pone sobre la mesa la respuesta de los intelectuales franceses, y no franceses como el caso de Picasso, ante la invasión nazi y la guerra.

Muchos de ellos, se fueron de París antes de que entrasen las tropas alemanas, otros como Sartre se quedaron. Entre los que lo hicieron, hubo quien adoptó una postura cercana a la Resistencia y otros que no dudaron en mantener relaciones con los alemanes, como es el caso de Coco Chanel o Celine. Cuando la Guerra acabó, esto planteó un dilema, ya que, pese a que habían sido cercanos a los alemanes, eran figuras importantes de la esfera cultural y artística de Francia, como es el caso de ambas mujeres que he citado. Celine además, era considerada la Gran Dama de la Literatura francesa.

Me ha llamado la atención ver cómo, a raíz del bombardeo nuclear sobre Hiroshima y Nagasaki, intelectuales como Simone de Beauvoir,manifestaron su rechazo, pero no se atrevieron a hacerlo público. O como otros, como Sartre y su amante María Casares se saltaban los toques de queda para verse o acudían a fiestas mientras el resto del país estaba sufriendo o muchos parisinos que no tenían para comer. Lo que me ha llamado la atención de este libro es que Agnès Poirier muestra, sin ningún tipo de rubor, el egoísmo de muchos de estos intelectuales, que siguen con su vida como si la guerra no fuese con ellos. No todos, pero sí la mayoría. Ella recoge la realidad tal como fue. Muestra la verdadera cara de los intelectuales franceses ante la Guerra.

Si tuviera que ponerle un pero a este libro, diría que lo que le ha faltado han sido imágenes. Hubiese sido interesante que el texto hubiera estado acompañado de fotografías del París de la época. No es un requisito imprescindible, pero hubiera estado bien. No obstante, con fotos o sin ellas, este libro es excelente. Su autora tiene un estilo ameno, es fácil de leer por todos y no pierde su interés a medida que nos acercamos al final. Es una gran crónica del París de la década de los años 40. Todo ello, hace que sea una lectura más que recomendada.

Ysabel M.