la reina de los esclavos
Título: la reina de los esclavos
Título Original: (la mort d´ayesha, 2001)
Autor: Ange Guéro
Editorial:
Debolsillo
Copyright: © Ange Guéro, 2001
© Debolsillo, 2011
Traducción de Teresa Clavel Lledó, 2011
1ª Edición, Octubre 2011
ISBN: 9788499089614 (919/3)
Etiquetas:
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Argumento:
La reina Mirakani de Harabec ha desvelado su verdadera identidad: es una esclava y, por lo tanto, pertenece al pueblo de desharrapados que no tiene derecho a nada.
Sin embargo, el resto de los esclavos ven en ella el cumplimiento de una profecía que les anunciaba la llegada de Ayesha, la elegida que terminaría con sus días de opresión.
Mirakani, convertida ya en la libertadora Ayesha tendrá que enfrentarse al gobierno de miles de seres humanos que nunca han tenido nada más que miedo. Tendrá que enseñarlos a luchar por su libertad contra los terribles sacerdotes leedores de almas, contra los otros reinos que no desean verse privados de una mano de obra barata e, incluso, contra la horda de los sakas, terribles guerreros que amenazan con arrasar el mundo que conocen.
Tanto los esclavos, el abyecto sacerdote Laosimba, como la propia Ayesha, no podían contar con que todo ello devendría en el nacimiento de una nueva religión.
Opinión:
Esta tercera parte de La leyenda de Ayesha es, con mucho, la mejor de las tres. Las dos precedentes son buenas, pero se quedan escasas en cuanto a su extensión y contenidos. Ésta, sin embargo, con casi 400 páginas se acerca más a lo que están habituados los lectores de fantasía.
Además, aunque parezca difícil mejorar algunos aspectos con relación a los volúmenes anteriores, los autores (Ange y Gérard Guéro) lo consiguen atrapando, más si cabe, al lector en su red de intrigas, mentiras y aventuras.
A pesar de que el argumento está bien montado, hay algunos flecos de los que se han olvidado los autores. Por ejemplo, no explican cómo una sociedad habituada a vivir del trabajo gratis de los esclavos no cae en el caos al carecer de su mano de obra; o cómo es posible que jefes militares enemigos pasen a ser aliados a una llamada de Mirakani (la antigua reina de Harabec y esclava) y la obedezcan; además, las muertes de diferentes personajes en la novela suceden muy deprisa, como si no supiesen contarlo con la debida extensión y dejan al lector con un sabor agridulce; tampoco explica cómo una joven niña de 5 años se libra en combate de tres guerreros fornidos y terminan siendo “amigos”.
Llega un momento en la novela en que los autores tienen abiertas cuatro subtramas y las intercalan con demasiada rapidez, en capítulos o escenas muy cortas. Esto constituye algo nuevo en su forma de narrar y, de alguna forma, contribuye a desorientar al lector.
Pero eso sí, llegados a la última página del libro, saben atar todos los cabos, aunque el final termine por desagradar. Y no porque esté mal escrito, que no lo está, si no porque es un final de los que escribía Pérez Galdós, de los que hacen llorar. Y, a una siempre le gusta que “el príncipe se case con la princesa, sean felices, y coman perdices”.
Gemma Nieto
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