La rebelión

Opinión:

La recreación ambiental de la ludus romana es la primera toma de contacto que tenemos con este grupo de hombres y mujeres de distintas razas que realizan un juramento ante sus dioses para combatir a Roma. Guerreros, gladiadores y todo aquel esclavo de Roma que quiera unirse a la causa es bienvenido.

La rebelión con la que comienza esta aventura nos gana rápidamente con los distintos personajes que dan nombre a cada uno de los capítulos, hombres y mujeres que van narrando cómo se involucraron, su historia personal y lo que aportaron en cada momento. A través de ellos vamos ampliando una historia que se forjó desde varios puntos y con distintas culturas, pero con el mismo denominador común: el odio a Roma por los años de matanzas sobre sus pueblos y el sometimiento que todos habían sufrido como esclavos.

El documento histórico nos va explicando como los pueblos se iban enfrentando entre sí apoyados por Roma para ser después traicionados y esclavizados; tribus tracias que habían sucumbido al poder del incansable Imperio Romano y que se encontraban muy lejos de sus hogares, sin patria y sin esperanzas de futuro.

Dioses como la griega Cotito o el nórdico Wodanaz tienen mucha presencia en el relato y de ellos saldrán los augurios y las ofrendas antes de cada batalla; aunque cada raza invocará al suyo y los romanos también harán su representación mitológica.

Sorprende la organización del ejército sublevado que se va agrupando en las montañas estableciendo una especie de comuna donde todos los asuntos se debaten y cada uno aporta el trabajo que desea; no hay jefes, no hay esclavos y su esperanza de futuro está en manos de los dioses y en la furia de su ataque al disciplinado ejército romano.

Pero, como en todos lados, saltan las disputas ante la necesidad de un líder y Espartaco, aclamado por la mayoría, tendrá que batirse con Enomao para acallar al jefe del clan de los germanos. Única ocasión en la que presenciaremos una lucha cuerpo a cuerpo entre gladiadores en toda la novela, aunque sí están presentes en cualquier enfrentamiento de los infinitos ataques que se recrean.

Los sublevados inician la leyenda de Espartaco y la de los hombres y mujeres que le acompañan, sus historias, que pasan de boca en boca, van acrecentando sus logros, su barbarie y el miedo que produce en los soldados romanos saber que no dejan vivos ni hacen prisioneros, una táctica tan cruel como necesaria. El ejército romano no se queda atrás y también forman parte del relato las atrocidades que infligían, tanto a los enemigos como a los soldados de sus legiones.

La trama, o mejor dicho la disposición de las distintas narraciones de los personajes, nos van dejando varias traiciones en ambos bandos, rebelados y romanos, lo que a la larga se traduce en un componente de intriga que mantendremos hasta el final de la lectura tras los sucesos de Sicilia y Brundisium; final de la tercera guerra servil, también conocida como guerra de los esclavos o de los gladiadores.

Una novela histórica y narrada como una aventura continua situada en pleno Siglo I a.C., que nos deja una imagen de Espartaco alejado del circo romano, libre, incluso después de ser derrotado.

Porlomenix