La pirámide inmortal

Opinión:

Siempre he dicho que me gusta más el Javier Sierra divulgador que el Javier Sierra novelista, eso nunca lo he escondido, pero también insisto en que lo bueno de sus novelas es que el propio autor coge una de esas historias que suele divulgar -y a la que apenas se le hace un poco de caso porque la divulgación no tiene tanto éxito como la novela- y noveliza el hecho incluyendo ingredientes de "enganche" para el lector habitual y no habitual. Convertirlo en novela consigue, además, que ese hecho que él quiere que se conozca, llegue a más gente.

Durante años ha hablado de la noche que pasó Napoléon en la Gran Pirámide de Giza, y tanto misterio le provocaba a él mismo que imitando al general francés, Sierra se coló en la misma pirámide y pasó una noche que pasará a los anales de su historia personal. Qué valiente, dicho sea de paso. A él le parecía interesante y misterioso el hecho de que Napoleón hiciera aquello, de modo que ha cogido ese pequeño momento histórico y lo ha modelado con una historia de aventuras, complots, misterio, hechicería, sabios ancianos, iniciaciones, secretos ancestrales… Todo un cóctel de ingredientes que suelen gustar en general.

A mí me ha confundido algo de la historia, no lo voy a negar: ¿por qué están todos interesados -de un bando y de otro- en que Napoleón haga esa iniciación cuando de pronto resulta que uno de los bandos no está interesado en ello? Me resulta extraño verles actuar favoreciendo el ingreso de Napoléon en la pirámide y de pronto enterarme de que en realidad no querían que llegara ese momento. Quizás la explicación esté en que en un momento dado Napoleón debe tomar una importante decisión y ellos crean que la única forma de acabar con eso sea convencerle en el último momento, pero personalmente me habría creído más que desde el minuto uno hubieran intentado no favorecer la visita de Napoleón a la Gran Pirámide. Quizás sea pejiguera como lectora pero admito que es algo que durante su lectura no dejaba de agobiarme. Era como si no hubiera entendido algo, y eso me molestaba un poco.

No obstante es, como todas las historias de misterio, una de esas que conforme avanzan tienes más ganas de terminar. En esta narración no sólo Napoleón es un personaje importante e interesante: el hechicero Omar Zalim -que no nos gustará-, la bella Nadia Ben Rashid (La Perfecta) -que nos seducirá-, y el anciano sabio de las montañas, son personajes que atraen bastante, que decididamente eran necesarios en una historia como esta para engancharnos, por sus roles y por sus personalidades.

Conoceremos, además, viejas historias de dioses -"La pirámide inmortal" tiene como origen a Osiris, Isis, Set y Horus-, algo sobre creencias egipcias -que nunca resulta fácilmente comprensible-, detalles sobre las invasiones, franceses, islamistas, creyentes, ejércitos… Casi todo en pequeñas pinceladas, y eso me recuerda que debo deciros que esta novela es otra versión de una que escribió en el 2002 titulada "El secreto egipcio de Napoleón", y que ha sido revisada y cambiada en cierta forma -al parecer es más ligera, tiene menos personajes y va más directa a los misterios-.

En esta novela hay algunas ilustraciones en blanco y negro, no imágenes, sino dibujo. Se trata de cosas muy concretas: cartas de baraja, imágenes egipcias que hablan de la historia de los dioses… Son pocas pero me ha parecido muy atractivo que aparecieran, especialmente porque en cuanto a la historia de los dioses ayuda a comprender algunas escenas.

A mí me gusta más leer a Javier Sierra por lo que cuenta que por cómo lo cuenta. Sólo me ha quedado pendiente una que es, dicen, la mejor de sus obras, pero que no la tengo, "La cena secreta". Mientras tanto quiero recomendaros también, para quien no la haya leído, "El maestro del Prado", porque siendo novelización es totalmente diferente y hace que veas el arte con otros ojos.

Anika Lillo