La ola detenida

Opinión:

Magdalena es una detective bastante inusual, por ser mujer y por no asustarle volver a la ciudad que la vio nacer, a sabiendas de que se va a encontrar con la corrupción política y militar, las bandas callejeras que compiten en salvajismo con la policía y los grupos paramilitares, y la pobreza de un pueblo que antaño era feliz con poco. Pero quienes la contratan saben de ella que tiene más agallas que la mayoría de los hombres y que su don para ver en los posos de un café o en el tabaco siempre lleva sus investigaciones a buen puerto.

Begoña, la hija de un antiguo político conservador convertido en empresario de éxito es el caso por el que Magdalena se tendrá que embarcar rumbo a Caracas; el destino será el desencadenante de una serie de averiguaciones en los que la política venezolana parece ser la explicación a todo un entramado de militares y ciudadanos que hacen la guerra por su cuenta.

El autor saca partido a los nuevos tópicos españoles como son los políticos corruptos o los universitarios que hablan de Venezuela; datos tan comunes que parece inevitable no mencionarlos para establecer una trama. La brujería, en el lado sudamericano, también es un referente con pequeños esbozos al culto a María Lionza, una diosa muy arraigada en la Tierra de Gracia y de la que nuestra protagonista, Magdalena, es devota.

Y como en todo buen thriller, nos encontramos con un caso de asesinato en el que está implicado medio Caracas, un exministro ha sido brutalmente apuñalado y una pista en la escena del crimen pone a Magdalena en el buen camino para encontrar a Begoña. Al menos eso cree ella, sin todavía saber si está viva, muerta o si ha participado en el asesinato. El secretismo establecido por el Gobierno y sus grupos militares, las mafias o cualquier ciudadano desengañado pueden estar detrás de unos acontecimientos para los que la detective no tendrá más remedio que recurrir a la santería.

Caracas es una ciudad que sale mal parada como destino turístico; bella, emocionante, cosmopolita y llena de vida en otros tiempos, ahora es dibujada por el autor como un foco de inseguridad donde sólo impera la ley del arma más precisa, empuñada por los militares del Gobierno chavista o por cualquiera que tenga dinero para pagarla. Una trama muy actual que pone los pelos de punta en más de una ocasión y que sólo se relaja por el papel protagonista de Magdalena: dinámica, valiente, independiente y con un sentido del humor irónico que hace que la lectura resulte amena y adictiva.

Otro punto a favor del autor es la separación de lenguajes dependiendo en que parte del mundo nos encontremos y quienes sean sus interlocutores, algo que da fuerza a la novela, pues las expresiones, sobre todo las latinoamericanas, ayudan a que nos metamos en el papel de los personajes y los identifiquemos en cada una de sus apariciones en escena.

El CNI español también está involucrado en la búsqueda complicándolo todo con la aparición de agentes de espionaje que pretenden desestabilizar la credibilidad de un país tocado de muerte. Las referencias a la actualidad son inevitables y el lector puede leer entre líneas esperando a que la ola que amenaza Venezuela la cubra por completo.

Magdalena ha llegado para quedarse y los lectores de thriller la estaremos esperando.

Porlomenix