La muerte de Iván Ilich (Ilustrado)

Opinión:

Leon Tolstói es un autor clásico de la literatura rusa y de la literatura universal del siglo XIX. Su nombre aparece asociado con los grandes autores del realismo europeo y del existencialismo. Es célebre por sus dos extensas y orondas obras "Anna Karenina" y "Guerra y paz". Empero, también cultivó grandes relatos y brillantes novelas cortas, en especial "Sonata a Kreutzer" y "La muerte de Iván Ilich".

Como cualquier escritor alzado en el pedestal de los grandes escritores universales, Tolstói se trata de un autor en mayúsculas, de aquellos que producen placer, viajes, emoción, debates o reflexiones. Sobre todo reflexiones. Poseía la espléndida calidad de saber narrar el marco político-social, tanto de su época como de épocas anteriores a su nacimiento. Poseía también ese buen corazón que quería transportar al lector con sus cavilaciones con el fin de mejorar el comportamiento humano (a nivel espiritual, sobre todo). Quiso, de hecho, cambiar el sistema de relación amo-siervo (en beneficio del siervo) y luego restructurar la aristocracia rusia. 

La novela en cuestión, "La muerte de Ivan Ilich", vino tras un proceso decadente en que el autor se convirtió al cristianismo, habiendo perdido la fe en la religión ortodoxa y en el ser humano ruso en general. Sus últimos años, a propósito, los vivió en el retiro, junto a la naturaleza, como alejándose de cualquier rastro humano. La novela adopta una narración parecida a "Crónica de una muerte anunciada" (Gabriel García Márquez), pues se inicia con la noticia de la muerte de Ivan Ilich y posteriormente un narrador en tercera persona relata gran parte de su vida, desde su pronta infancia hasta su misma muerte. Es una narración muy al estilo de Tolstói, con un ojo que sobrevuela los personajes pero que está capacitado para adentrarse en los pensamientos y sentimientos de sus personajes.

Aquí el narrador centra toda su atención en Ivan Ilich. La narración es lineal desde el momento en que se relata su vida, sin flashbacks ni flash forwards, poniendo especial hincapié en la condición efímera de la vida de un hombre que, en el lecho de la muerte, tiene la sensación de haber desperdiciado su vida.

La novela, muy corta, está repleta y abarrotada de moralejas y consejos que deben leerse entre líneas. Principalmente, el protagonista siempre tuvo en su punto de mira el aspirar a más en bienes económicos, casándose con alguien a quien no amaba pero que le procuraba una buena posición, para luego reñir con ella y vivir bajo la amargura por la disparidad de los dos carácteres. Tolstói sabe captar la esencia más negra y miserable del ser humano, aunque presto a esa luz que salve al corazón humano. Muy espiritual y existencialista. 

Lo mejor de la obra, teniendo en cuenta que presenta más de cien años de historia desde su publicación y que, por ende, se ha editado en infinidad de ocasiones, son las ilustraciones que van incorporadas al texto, llevadas a cabo por un ilustrador profesional. No hablamos aquí de una novela gráfica, sino de ilustraciones impresas en prácticamente todas las páginas que dan a la novela un toque artístico y estético con muy buenos efectos. 

Cristià Serrano