La brújula dorada (La Materia Oscura I)

Opinión:

Solamente con el primer libro de la trilogía "La Materia Oscura", vemos que el autor, Philip Pullman, nos trae un mundo completamente diferente al que conocemos, muy bien creado y mágico.

En su momento, la primera parte de la novela se llamaba "Las luces del norte", creo que fue a raíz de la película, que se conoció como "La brújula dorada". En realidad en el libro es un aletiómetro, un objeto capaz de predecir el futuro si se sabe leer. Supongo que, por su gran parecido a una brújula, se le dio ese nombre más comercial.

En "La brújula dorada", descubrimos que existen más mundos aparte del nuestro. Que todos están conectados por la preciosa Aurora Boreal. Y en uno de ellos, es dónde Philip Pullman desarrolla su historia.

Tenemos seres mágicos, como las brujas, o los imponentes osos acorazados. Pero lo que más nos llama la atención es que, cada humano (brujas incluidas), tienen un daimonion. Un daimonion es un ser que camina al lado de su humano hasta que este muere. Tiene la peculiaridad de que, en los niños puede cambiar de forma y transformarse en el animal que quiera. No obstante, cuando el niño llega a lo que consideran la edad adulta, el daimonion adapta una forma definitiva y pierde la capacidad de transformarse. Esa forma definitiva está marcada por los vínculos que tienen entre el humano y el daimonion, y por la forma de ser del humano.

El daimonion nos transmite la idea de que así nunca estamos solos. Tienen una unión muy fuerte con su humano, de tal manera que les afectan los estados de ánimo del uno al otro, o el dolor, por ejemplo. Un daimonion no es una simple mascota, si no que habla con nosotros, es una especie de consciencia, nos aconseja, nos cuida y nos advierte de posibles peligros.

Todo lo que Lyra nos enseña de su relación con su daimonion Pantalaimon, que no pueden estar separados, que les duele la sola idea de que les separen, me ha encantado.

Dentro de la fantasía, tenemos una parte muy emocional y que se puede comparar con la actualidad, los perros, gatos y demás mascotas que tenemos, porque nos hacen compañía, para no sentirnos solos, y porque realmente algunos hasta hablamos con ellos.

La historia está llena de aventuras. Cada capítulo es algo nuevo, no tenemos ni un segundo de relajación. Aunque reconozco que algunas partes explicativas me han resultado algo más densas, en general su lectura es muy ágil y amena. A mi me ha entretenido mucho, y como cada capítulo se queda en lo mejor, sólo tenemos ganas de leer el siguiente.

Algunas partes no me han resultado del todo creíbles. Está claro que Lyra es una niña especial, diferente y muy valiente. Pero hay momentos en los que he pensado que no tenía sentido lo que hacía, y después descubrimos el por qué. No sé, no me convence del todo, me parece un poco sacado de la chistera, aunque son las menores, y al final las podemos entender como "lo hace por si acaso, y después tiene la suerte que le encarta".

Aunque la trilogía está orientada en el ámbito juvenil, el concepto del famoso Polvo que leemos durante toda la novela, y el hecho de que los malos sean la iglesia, y el concepto de Dios, con sus partes explicativas sacadas de la Biblia, no creo que sea del todo apto para ciertas edades jóvenes. O más bien entendibles, al menos tal y como acaba en esta novela. Quizá en las siguientes nos quede algo más claro y fácil de entender para las mentes jóvenes. Esta parte es la que menos me ha gustado, considero que era mejor que el malo fuese una persona física, que tenga sus motivos para hacer lo que hace con los niños y los daimonion, adquirir más poder, por ejemplo, tener más daimonions... otro motivo diferente más fácil para el público al que está escrito.

Al inicio de cada capítulo tenemos una pequeña ilustración, de una estrella o de un oso por ejemplo, que está relacionado con el título del capítulo o con lo que vamos a leer. 

A mi en rasgos generales me ha gustado, y nada más acabar la primera parte, he comenzado la segunda. Si te gusta la fantasía, no te los puedes perder, independientemente de tu edad.

Vane Gómez