La Mala Fama

Opinión:

No nos hallamos ante el típico libro de entrevistas a famosos que vivieron en Madrid durante los años 80 y participaron de la creación del mito de "La Movida Madrileña". No tienen cabida en este libro ni los "Almodóvar" ni las "Alaskas" ni los grupos musicales que han ido creciendo a la sombra de la citada cultura musical. Pero sí salen mencionados en cada uno de los episodios que se reflejan (o en casi todos), y no muy  bien parados algunos, que digamos.

Estos 16 personajes de la vida nocturna madrileña de los años ochenta se han codeado con los que aún viven de las migajas que supuso pertenecer al grupo de personas que se lanzaron como si no hubiera un mañana a comerse el mundo de la cultura en la convulsa época donde todo estaba permitido. Donde consumir drogas era lo mas "in" y el dejarse ver por los garitos de moda lo único a lo que aspiraban cualquiera que quisiera triunfar en la farándula y el espectáculo madrileño.

Muchos se han quedado en el camino debido a los excesos (así lo demuestran todos los testimonios, ya que se advierte que este libro está narrado por "los supervivientes de los ochenta y la Movida madrileña") pero aun así, continúan justificando estos excesos con la máxima que "nadie sabía de los contratiempos que las adicciones podrían suponer al cuerpo humano".

Es curioso que en ninguna de las confesiones se nombre al que fue el "alcalde de la Movida" Tierno Galván, supongo que responsable de que los cuerpos de seguridad alzaran tanto la mano en cuanto a restricciones que se pudieran llevar a cabo, permitiendo de esa forma todos los excesos que tantas y tantas veces hemos escuchado a la hora de hablar de "La Movida".

Para nuestros "ilustres personajes" todo tenía cabida, y se abrían sitio desde fotografiando todo lo que se cocía por esos ambientes hasta escribiendo guiones, fanzines, magazines y pequeñas obras literarias con cuanto acontecía.

A ninguno de ellos les tiembla la voz al decir que había excesos, que eran partícipes de esos excesos y que por suerte "ellos se salvaron", no como compañeros de juergas como pudieron ser Enrique Urquijo, vocalista de "Los Secretos " y Antonio Vega, fundador, junto con su primo Nacho, de Nacha Pop (verdaderos iconos musicales de "La Movida").

Algunos de estos oradores siguen en activo con las mismas ganas que por aquellos entonces (y eso que han pasado casi 40 años), otros han encauzado sus vidas de la mejor manera que han considerado oportuna, pero siempre mirando hacia atrás y lamentándose de la gente que debido "al supuesto desconocimiento de lo que se metían" se han quedado en el camino.

Musas de la movida, sacerdotes entregados a incipientes heroinómanos y cocainómanos, fotógrafos de primera línea, fundadores de grupos relevantes en aquella época. Todos con una mirada nostálgica que cuentan a su manera (el autor no ha querido trastocar los testimonios y están narrados tal cual lo hicieron sus autores) el cómo se vivía en aquella época (dorada para todos) pero casualmente sólo narrando lo "bonito" de lo vivido. De lo feo y escabroso se pasa de puntillas, como si no fuera la cosa con ellos.

Da la sensación de que justifican absolutamente el abuso del consumo de drogas y se olfatea un tufillo a encontronazos con los que abogan con ser aún representantes de la cultura activa de "la Movida madrileña" puesto que, y va spoiler, ni Almodóvar ni Alaska salen muy bien parados en varios episodios narrados, acusándoles de seguir sacando provecho de una época pasada que no volverá a suceder por mucho que se esfuercen, puesto que todo tiene su tiempo y los que vivieron esa etapa estaban en el momento y en el sitio perfecto para que la cuadratura funcionase, de ahí que surgieran leyendas vivas como Antonio Vega y grupos emblemáticos como "Los Zombies", "Nacha Pop", "Malevaje" y otros montones de fabulosos artistas.

Sólo queda intentar aclarar si las veces que hay dos palabras unidas son transcritas adrede por Germán Pose, o bien se trata de un defecto a la hora de editar el libro y la persona encargada de la corrección del mismo seguía absorta con los vapores que destilaban en los garitos de principio de los años ochenta en Madrid.

Curioso para quien quiera acercarse un poco más a lo que fueron esos años en la vida social y cultural de un Madrid abierto a cualquier desfase que se le presentase.

Ross Goose