La llamada de la tribu

Opinión:

El Nobel peruano Mario Vargas Llosa (ahora nacionalizado español), autor de novelas ya clásicas como "La ciudad y los perros" (1962), "Conversación en la catedral" (1969) o la más reciente "El sueño del celta" (2010) ha mantenido un interés permanente por la política, incluso en su vertiente más activa, con un intento frustrado de convertirse en presidente de Perú. Como el autor cuenta con detalle y cierta candidez en el propio prólogo de "La llamada de la tribu", el libro que ahora reseñamos, la historia de sus ideas políticas es la del camino recorrido desde el marxismo y existencialismo de su juventud al liberalismo, política de su madurez y verdadero hilo vertebrador de este nuevo ensayo. El prólogo del autor ya tiene un interés en sí mismo, pues en él se detalla con prosa confesional el tránsito de Mario Vargas Llosa de una convicción política a otra. Los párrafos dedicados a la desilusión con respecto a la revolución cubana y la URSS son especialmente interesantes.

"La llamada de la tribu" es por tanto una defensa convencida y muy bien formada de las ideas liberales, en la glosa de la biografía y legado de algunos de los grandes autores que marcaron el camino ideológico a Vargas Llosa. El Nobel dedica un capítulo a cada pensador, en el que con prosa amena y didáctica nos muestra las virtudes e ideas de cada uno de ellos, acompañadas de abundante comentario acerca de la forma en la que esas enseñanzas calaron en su particular forma de ver el mundo. La nómina completa de autores presentes en "La llamada de la tribu" son Adam Smith, José Ortega y Gasset, F.A. von Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Belijn y Jean-François Revel.

Puede considerarse un libro autobiográfico, aunque la historia propia se ofrezca de manera discontinua y fragmentada, encontrándose el narrador ocupado en la confesión política, en ocasiones, y la descripción de las ideas de estos pensadores, en otras. El libro es por encima de todo un altar al liberalismo, que Vargas Llosa defiende con todo tipo de argumentación y ejemplos. Se agradece especialmente que el escritor no se limite a defenderlo desde su propia convicción, sino desde el legado de los grandes pensadores sobre los que dicha doctrina se cimenta.

El título de este ensayo se justifica en su interpretación antropológica, acerca de la deuda que nuestro comportamiento político tiene contraída con el tiempo en el que funcionábamos como una tribu, una masa fácilmente maleable que se constituye en torno a un líder.

Rafael Ruiz Pleguezuelos