La librería del callejón

Opinión:

1940 es un buen año para iniciar esta aventura, el final de la guerra civil española y los primeros compases de la segunda guerra mundial son el escenario donde transcurre. La represión y persecución con la que se somete a los vencidos choca con una sociedad que agacha la cabeza, colabora con el régimen o se enriquece sin impunidad. Entre ellos los militares franquistas y los cabecillas alemanes que se instalaron en la capital.

Aunque la trama arranca en nuestros días, el oscurantismo de la simbología y la revancha que parece querer cobrarse el destino, nos acerca más a los días de posguerra, donde un pintor surrealista contemporáneo de Dalí, Diego Bernuy, vive una extraña transformación.

El espionaje en ambas épocas es una constante en la novela, cada tiempo con sus medios pero con entramados parecidos; el MI6, el Mossad, Odessa o la Ahnenerbe, son parte de los servicios secretos o entidades clandestinas que se dejan ver por estas páginas. Cada uno de ellos, con diferentes intereses y grado de barbarie en sus actuaciones, logra mantener la tensión dentro de la trama.

La escasa documentación que encuentra Alejandro en su investigación particular le van descubriendo hilos por los que tirar: la imagen de la mujer del cuadro, la doble personalidad del artista, los elementos simbólicos y su supuesta pertenencia a la Cofradía de la Luz Universal le llevan por un camino que pronto se torna en misterio. La clandestinidad en la que vivió junto a algunos republicanos y su colaboración con el régimen hacen crecer su interés y por supuesto el nuestro, que en pocas páginas nos sumergimos en una historia que capta nuestra atención.

El trastorno de personalidad de Adrián Fadrique y un ataque en los primeros días de la contienda le hicieron naufragar durante una década; el alcohol, las drogas y las ciencias ocultas podrían haber sido el desencadenante de su pérdida de memoria. La ayuda de una serie de personajes le convertirá sin quererlo en un agente doble que se introducirá en las altas esferas alemanas en Madrid; Hans Lazar, jefe de la propaganda nazi, será el mecenas que le acercará al objetivo de localizar y encontrarse de nuevo con Amelia, la novia a quien no ve desde el inicio de la guerra.

El expolio de los nazis en España con la complicidad de los franquistas; la Fundación, un grupo en la clandestinidad con un plan para derrocar a Franco, encontrar un libro con sus ideales masónicos, críticas a la Iglesia y su política frente a Europa; y los servicios secretos ingleses que luchan porque los españoles no entremos en la guerra; son los ingredientes del pasado que tienen su contrapartida en el presente con los servicios secretos que buscan el cuadro adquirido por Alejandro Piedra y descubrir la información que encierra.

El Madrid de los años cuarenta queda reflejado en esta novela con los locales de esparcimiento a los que acudía la clase adinerada y afecta al régimen, la imagen de muchas de sus calles abandonadas o derruidas, las pensiones a las que acudían quienes buscaban una oportunidad en la ciudad, y la colaboración ciudadana de antiguos soldados.

El callejón sin salida en el que se encuentra Adrián Fadrique, intentando reconstruir su pasado y encontrarse de nuevo con Amelia, nos lleva por un Madrid misterioso plagado de espías, agentes secretos, y un gran misterio escondido en un cuadro.

Una lectura con una narrativa que cambia si el que nos habla es Alejandro o Adrián, al igual que lo hace la trama que se vive en dos espacios temporales que os animo a descubrir.

Porlomenix