Anika entre libros

la leona blanca

Ficha realizada por: Fernando Hugo Rodrigo

Título: la leona blanca
Título Original: (den vita lejoninnan)
Autor: Henning Mankell
Editorial: Tusquets


Copyright:

Barcelona, 1993

ISBN: No definido
Etiquetas:

Argumento:

El inspector Kurt Wallander encuentra que la desaparición de la agente inmobiliaria Louise Akerblom le causa un desasosiego inusual y, lo que es peor, agorero. Ninguna pista, ninguna razón por la que apartarse de su vida, ningún emenigo. La aparición del cadáver alienta los malos presagios, aunque el caos en la investigación lo dinamitan un incendio provocado y un dedo amputado de raza negra. Wallander se ve perdido, aunque cada vez más convencido de que ya no puede expulsar el dilema detectivesco de su mente. Poco a poco, el detective sueco hace frente a una complicada red conspirativa, con base en Sudáfrica, y con u plan para un vuelco político y social ambicioso, y de alcance mayor.

Opinión:

La leona blanca es el primer volumen de la "serie Wallander" que llega a mis manos. Tengo conciencia de que se ha convertido, a su modo, en un referente relativo en lo que concierne a novela contemporánea negra europea. Por eso, no logro esquivar una sensación de decepción. No puedo anticipar si esta ficción resume los posibles valores de Mankell como narrador, así que me limitaré a desglosar sus altos y sus bajos.

La leona blanca despliega el tema de las conspiraciones políticas como eje central de forma indirecta, si bien no evita del todo una estructura que suena familiar. Mankell diversifica la acción hacia distintos puntos, personajes o países. No construye cada capítulo a modo de escenas en forma completa, por lo que logra no precipitarse hacia el esquema del best-seller, de ese afán cinematográfico tan propio, ya de Michael Crichton, ya, de, por poner un ejemplo reciente Dan Brown. El autor sueco nos entrega la información de forma progresiva, pero de modo más literario. Algunos hechos se exponen dos veces, la línea temporal avanza y retrocede: no hay simple plegado al tiempo cronológico.

Todo el primer apartado del libro (me refiero al posterior al prólogo), La mujer de Ystad, se centra en Wallander y su relación con el caso de Louise Akerblom, luego nos acercamos al siniestro plan de los conspiradores, luego volvemos a Wallander. Y este intercalado, al final, principalmente, entre Sudáfrica y Suecia, va siendo menos pausado, más raudo, con el consiguiente efecto de tensión y suspense. Claro que, para entonces, o quizás un poco antes, el libro sí ha acabado por delatar excesivos parecidos con el tempo cinematográfico. En el cómputo general, la impresión que queda es que, en el peor de los casos, La leona blanca es un best-seller escrito con mejor técnica y estilo que la media. En el mejor, es reseñable que Mankell despliega una dedicación a sus personajes mucho más amplia que los estereotipos de la literatura de escaparate. No se puede negar que todos y cada uno de los seres que pueblan esta narración tiene su momento, su expresión, su más o menos breve indagación, particularmente es llamativo en los secundarios. Sin embargo, más tratamiento de los personajes no significa siempre un balance equilibrado. La idiosincrasia del inspector Wallander es, en ocasiones, original, por su ímpetu extraño a saltarse las normas, sin achacarlo al tópico de la rebeldía, sino más bien a un tipo raro de ingenuidad o de intuición, o por una tristeza solitaria y algo pesimista. En otros momentos, sus sentires se concretan por veredas más trilladas, como esa recurrente idea de que la Suecia contemporánea no es "como en los viejos tiempos", en lo que tiene que ver con la delincuencia. Tampoco se ahonda en claves interesantes como la vivencia de su fallido matrimonio, o la relación con su hija, que, además, debiera resultar indispensable en esta novela especialmente. Como signo de menor investigación de lo aparente de sus personajes, encuentro que el frío y escurridizo Konovalenko tiene actuaciones que la misma escritura se escabulle de justificar (su contradictoria preocupación por sus cómplices).

Pese a todo, la historia posee intensidad y causa el desasosiego de quien sabe manejar el suspense y un apreciable grado de sorpresa para el lector. Y el pensar del africano Victor Mabasha, en sintonía con su religión ancestral, o el nudo de relaciones de los conspiradores sudafricanos ofrecen momentos de calidad.

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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