La lectora de mentes

Opinión:

A estas alturas, con las reseñas que ya hemos realizado sobre los libros de literatura infantil / juvenil de César Mallorquí, no vamos a descubrir su habilidad, casi podríamos decir que maestría, a la hora escribir esta clase de libros. Es más, al autor parece que no se le resiste casi ninguna temática, y es capaz de ofrecernos, con acierto, una serie de novelas de diferentes estilos y temáticas, siempre en el ámbito al que nos estamos refiriendo (pero, recordemos, César también tiene otras novelas y relatos, algunos de ellos premiados, en la ciencia ficción y fantasía).

Lo que casi me sorprende es la habilidad para tratar ciertos temas de, por desgracia, actualidad y que no desentonen en un libro infantil (recordemos que está catalogado para mayores de 10 años); porque en este libro, que comienza con marcado acento juvenil/infantil, se van narrando hechos y situaciones cada vez más "graves". El sentido de la responsabilidad, el maltrato machista, el secuestro y asesinato de niños... Cuando le comentaba esto a mi mujer mientras lo leía, me preguntó: "pero eso, ¿es infantil?", y yo le respondía: "bueno, es para mayores de 10 años... lo que no sé es cuanto mayores".

Bien, bromas aparte, como digo el autor va desarrollando la trama incluyendo estos temas de manera orgánica, sin que chirríen, concienciando a los jóvenes sin agobiarlos ni atosigarlos. Todo deriva del conflicto de Olivia, la protagonista (y de su amigo Carlos, telépata como ella) de cómo usar su poder para el bien. Porque que lo tiene que utilizar para el bien lo tiene claro gracias a los cómics de superhéroes, pero, siendo una niña y sin poder contárselo a nadie, por miedo (real) a sus reacciones, ¿qué puede hacer ella en esas situaciones? Y el caso se agrava cuando es testigo de las desgracias de quienes la rodean y, sobre todo, cuando encuentra el mal en alguno de ellos; mal, que como hemos comentado, va subiendo de graduación, de violencia machista, a secuestros y asesinatos.

Como digo, César Mallorquí hace que todo fluya y lo que tal vez podría haber sido algo muy duro para los más jóvenes, se convierte en una concienciación para los mismos, sobre el mal que nos rodea, y cómo poder hacerle frente. En esa labor le acompañan muy bien las preciosas ilustraciones de Sergio García, así como su colorido, muy de cuento, que hacen que cada vez que aparecen se rebaje un poco el tono de "tensión", por decirlo de alguna manera.

En fin, un bonito cuento sobre la responsabilidad, la educación cívica y ética, que lejos de adoctrinar o atosigar con el tema, hace que los niños piensen en ello, al que acompaña las bonitas ilustraciones de cuento de Sergio García.

J. Javier Arnau