La increíble historia de... El mago del balón

Opinión:

Lo reconozco, lo primero que me llamó la atención de este libro no fue su título, ni su autor. Fue la posibilidad de volver a disfrutar de las ilustraciones de Quentin Blake. Y, la verdad, no podía haber hecho una mejor elección, porque no es de extrañar que Walliams comparta ilustrador con uno de los mayores genios de la literatura juvenil (y adulta) de los últimos siglos: Roald Dahl.

Walliams, igual que Dahl, se adentra en el mundo de lo prohibido, de lo diferente, de lo que destaca por encima de la normalidad aceptada por la sociedad y lo presenta con el mismo humor, cinismo y cariño como lo hacía el autor de Matilda o Las brujas. Y con el mismo desprecio hacia lo que la sociedad ha decidido que es lo normal y aceptable.

Dennis es un niño como cualquier otro, salvo por dos cosas. La primera, su genialidad en el fútbol. La segunda, su talento para la moda, su afición por leer Vogue y a vestirse de mujer. Walliams recoge así dos de los tópicos más habituales en cualquier manifestación cultural: el chico deportista y el más sensible y aficionado a la moda, previsiblemente afeminado. Solo que Dennis no es homosexual, lo que empieza a darle una vuelta de tuerca al argumento. Ni tampoco es el típico macho alfa deportista, sino que casi no tiene amigos y, fuera del campo, pasa bastante desapercibido.

Y a este niño que no es nada convencional Walliams lo mete en un mundo lleno de reglas y convenciones, donde cualquier desviación es mal vista y señalada con un dedo. Y es Dennis el que tiene en su mano romper la baraja y hacer saltar por los aires el castillo de naipes que se ha ido construyendo hasta entonces. Y eso, seamos sinceros, pocas veces pasa en un libro para niños, donde los protagonistas suelen ser más esclavos de la situación de lo que nos gustaría.

Walliams construye un personaje fuerte, independiente, lleno de inseguridades y miedos, y lo pone en el centro de una historia sobre la tolerancia, el respeto y el aceptar la diversidad. Y lo viste de cuento para niños de más de 9 años. Con el valor que requiere sacar del armario este tema y hacerlo de forma directa, sin vueltas y engaños, sin acudir a tópicos manidos y que ya han pasado a formar parte de la normalidad que el autor critica. Y el cuento para niños, en mis manos, se convierte de pronto en manual de obligada lectura en todas las escuelas. 

María Martín