La hija de Cayetana

Opinión:

Me gustan mucho las novelas históricas que se centran en episodios poco conocidos de nuestra riquísima historia. Ésta es una de ellas y, además, viene de la mano de una autora que domina como nadie las convenciones del género y cuya prosa ya he disfrutado en más de una ocasión: Carmen Posadas. "La hija de Cayetana" (María Luz, como la bautizó la duquesa, Marina como la llamó su madre biológica) es la historia de un episodio muy poco estudiado de nuestro pasado: la compra de esclavos negros en determinados círculos sociales en la España del siglo XVIII. El Siglo de las Luces no puede mostrarse más oscuro en este sentido, y de la mano de Posadas nos adentramos en la que fuera una realidad para miles de africanos que, primero eran llevados a la fuerza a las colonias americanas para, cuando así lo considerase oportuno el hombre blanco, ser vendidos, explotados o enviados a la península para disfrute exótico de los ricos de la época.

De un tema tan interesante y en un contexto histórico tan especialmente movido como fue el reinado de Carlos III, con la Revolución Francesa de fondo, cabría esperar una novela llena de aventuras, de ritmo intrépido y centrada en la acción. Sin embargo, "La hija de Cayetana" parece advertirnos, ya desde su título, de cuál va a ser el centro de atención de esta historia: las personas, especialmente las mujeres de la misma. Empezando por María Luz pero, sobre todo, centrándose en sus dos madres, la esclava negra que la pare en alta mar en su camino a España y la adoptiva, que la compra a un empresario teatral y la cría como su propia hija. Esta decisión constituyó una excentricidad en la época, ya que los nobles que compraban negros lo hacían para tenerlos como poco más que mascotas o para ofrecer un aire de exotismo a sus visitas; a nadie se le ocurrió adoptar un negro para educarlo como a un hijo… salvo a Cayetana.

Para que entendamos su decisión, Carmen Posadas lo que verdaderamente nos ofrece en esta novela es un fresco humano de la época: una descripción minuciosa de los tipos sociales y sus miserias; un bosquejo que evidencia lo avanzada y libre que fue siempre Cayetana en cada una de sus decisiones vitales. Por ello, esta novela es una historia más de personajes que de acción y, quien espere "que ocurran muchas cosas" puede llevarse una decepción porque sí, claro que se nos relatan acciones, pero estas dependen en gran medida de ese cuadro de sociedad que se nos ofrece. Es un retrato realmente fascinante porque encontramos en él personajes ficticios mezclados con otros reales como los duques de Osuna, los reyes Carlos III y su esposa, la Parmesana, Godoy, los escritores Comella y Moratín, Jovellanos, toreros y actrices de la época y, cómo no, Francisco de Goya, que pulula por estas páginas siempre a la sombra de Cayetana, que es la verdadera protagonista.

Personalmente, he disfrutado muchísimo con los vericuetos de esa alta sociedad, que ya arrastraba defectos tan nuestros como la falsedad (ese "qué amigas somos, pero en cuanto no estás te apuñalo por la espalda"), la envidia, la ostentación y cierto orgullo de clase muy mal entendido, que conducen a situaciones fuertemente cargadas de ironía y humor. Me gustaría destacar este aspecto porque a menudo no es fácil encontrarlo en la novela histórica, pero "La hija de Cayetana", si algo tiene como espejo de la alta sociedad de la España del XVIII, es altas dosis de humor. En otras palabras: los propios personajes se retratan a sí mismos con la distancia que existe entre lo que dicen y lo que hacen. Como resultado, me he descubierto con la sonrisa (y la risa) en los labios en más de una ocasión y he agradecido estos alivios dramáticos porque, en algunos momentos, la crudeza de la historia que hay de trasfondo lograba encogerme el corazón.

Es innegable que, además de la maternidad y los fuertes lazos que el amor crea más allá de parentescos, la novela presta gran atención al tema de la esclavitud. En la época imperaba un racismo apabullante y la dominación del hombre blanco y el desprecio que sentía hacia el hombre de color es una constante a lo largo de toda la novela. Hay fragmentos que atravesé con un nudo en la garganta, barbaridades que en aquel entonces se contemplaban como naturales, pero que hoy no dejan de horripilar a cualquiera que tenga un mínimo de sentido común. Conceptos como "La corte de los milagros", basado en alguien tan respetado en la época como Rousseau, me han hecho estremecer.

Y esto último, la capacidad para emocionar que tiene la autora, lo bien que sabe manejar la tensión dramática, cómo juega con dos hilos narrativos consiguiendo que ambos siempre se interrumpan en lo más interesante (y obligándote a leer capítulo tras capítulo sin tregua) es algo que no puedo dejar de admirar y valorar como lectora. Me encanta cuando una historia te envuelve y te atrapa, cuando no se va de tu mente mientras haces otras tareas y sus personajes se quedan contigo tiempo después de haberla terminado. Todas estas sensaciones son las que he experimentado con "La hija de Cayetana", de ahí que os recomiende su lectura.

Nos encontramos pues, ante una novela de personajes muy bien construidos con un entramado histórico de fondo sumamente interesante y que, como bien pide la autora en la nota final, bien merecen que nuestros historiadores investiguen más a fondo. Si con su "El testigo invisible" Posadas consiguió que un tema tan explorado (como apasionante) como el asesinato de los Romanov adquiriera nueva profundidad, con "La hija de Cayetana" no se queda atrás y nos abre las puertas hacia una realidad ¿Y acaso no es maravilloso que un libro te invite a investigar más por tu cuenta?

Ana Vanesa Cremades