La gramática del amor

Opinión:

Siempre se me van ocurriendo algunos adjetivos para definir lo que leo, cuando lo estoy leyendo. Con "La gramática del amor" me salió uno rápidamente y ha conseguido llegar hasta el final con el mismo: encantador. Es una novela encantadora, o con encanto si lo preferís. No sé si es el profesor, el método que tiene de aleccionar a Irene a vivir y aprender al mismo tiempo, el que use ciertos libros para que abra los ojos, el que aparezca Marcelo en su vida, el que Irene sea tan auténtica o todo ello junto, pero lo cierto es que la novela es en su conjunto encantadora.
 
Me han resultado curiosas algunas cosas, como esa libertad que existe entre profesor y alumno para quedar a tomar algo, y también me he reído con algunas cosas, como el carácter voluble, a veces irascible, celoso o algo loco de la compañera de cuarto de Irene (Martha), que a veces parece una parodia de si misma, o las hormonas femeninas elevadas a la máxima potencia. Con ella, precisamente, sucede una de las cosas más alucinantes en la historia (el uso de cierta substancia) que no suele aparecer en las novelas juveniles y que Rocío Carmona ha colocado en la trama haciendo más interesante -y si me apuráis en este caso- más novedosa la historia.
 
Y suena muy realista también; toda la historia lo es, con los personajes lo consigue, el carácter de chicos y chicas lo parecen... es como si hubiera sido capaz de retrotraerse en el tiempo y capturar los sentimientos de los adolescentes para plasmarlos de forma muy certera.
 
Eso sí, Rocío Carmona utiliza ciertas novelas en su historia de las que no sólo cuenta la trama si no que también desvela finales, y no sé si perdonarle que me haya contado algunos. Por suerte para mí suelo olvidar estas cosas y recordar sólo si me parece interesante o no para hacerme con esas lecturas, pero el efecto en los demás puede ser parecido: o entran ganas de leerse esos otros libros o una se enfada porque le han destripado el final. Habrá que comprobarlo más adelante con sus jóvenes lectores. Con que haya conseguido que otros se interesen por los libros utilizados en la trama, habrá valido la pena, aunque probablemente podría haberlos utilizado igual sin narrar esos finales.
 
El libro se lee con muchísima soltura, resulta interesante a pesar de lo lejos que nos quedan a algunas esas edades, y es inevitable sentir cierta atracción hacia el profesor, al que yo no he podido evitar ponerle el rostro de Jude Law.
 
En la historia aparecen varias canciones que me han descubierto que si bien algunas son bonitas, otras parecen escritas por Forrest Gump.
 
"La gramática del amor" tiene una portada preciosa de Meritxell Ribas, pero también en su interior hay un par de ilustraciones que se suman a pequeños detalles junto a los títulos de cada capítulo.

Desde luego, os la recomiendo, aunque tengáis 99 años.
 
Anika Lillo