La desaparición de Julia

Opinión:

Quienes hayan leído "Campos de fresas", uno de los libros con más éxito de Jordi Sierra i Fabra, encontrarán en esta novela una suerte de espejo que permite establecer un claro diálogo entre ambas obras. Tanto la estructura, como los personajes y el hilo conductor de la historia son semejantes, aunque el tema sea diferente. Si en aquel, la "desaparición" de la protagonista era metafórica (estaba en coma), aquí es real y le da un toque de misterio e intriga muy interesante.

También recurre aquí el autor a un narrador en tercera persona omnisciente que va cambiando el foco en cada capítulo para ofrecernos las diferentes visiones de los muchos protagonistas de esta historia: los padres de Julia, su hermana, el sargento que investiga el caso, los amigos de la desaparecida y hasta un periodista que intenta sacar tajada de lo ocurrido.

Así, convierte la novela en una suerte de caleidoscopio que nos permite acercarnos a la historia desde casi todos los puntos de vista posibles al tiempo que vamos conociendo a los personajes, sus motivaciones, sus errores y sus deseos.

Sierra i Fabra vuelve a reflejar con maestría la realidad, en este caso, una realidad que va desde la alegría y la despreocupación (bueno, despreocupación es un decir: los jóvenes que protagonizan la novela tienen sus propias preocupaciones, desde el amor hasta a identidad, pasando por la amistad, los celos o cómo hacer que confluyan en tu vida tus sueños y tus sentimientos, que no siempre van de la mano) de la juventud hasta la angustia de la desaparición y el temor por si algo horrible le ha ocurrido a una muchacha llena de vida y de futuro.

Los capítulos cortos y que abordan diferentes puntos de vista, los diálogos ágiles y cómo nos va ofreciendo información sobre lo que va ocurriendo hacen de "La desaparición de Julia" una lectura adictiva, entretenida e interesante. Además, me parece una buena obra para sacarle jugo en clase o en un club de lectura, porque contiene diferentes temas muy atractivos para debatir con jóvenes lectores.

Lidia Casado