La decadencia de la mentira. Un comentario
Título: La decadencia de la mentira. Un comentario
Título Original: (The Decay of Lying, 1898)
Autor: Oscar Wilde
Editorial:
Acantilado
Colección: Cuadernos del Acantilado
Copyright:
© 2014, Quaderns Crema S.A.U.
Traducción: Javier Fernández de CastroEdición: 1ª Edición: Octubre 2014
ISBN: 9788416011285
Tapa: Blanda
Etiquetas: arquitectura arte crítica literaria crítica social diálogo ensayo filosofía música literatura irlandesa Shakespeare mentiras estética decadencia Henry James R. L. Stevenson Zola
Nº de páginas: 80
Argumento:
"La decadencia de la mentira. Un comentario" no es un ensayo extenso. Ni siquiera tiene la forma habitual de un ensayo, pues está escrito en forma de diálogo. Pero en sus escasas ochenta páginas permiten a Oscar Wilde exponer en manifiesto su teoría sobre el arte y la literatura; una contribución polémica, crítica y mordaz que ponía en entredicho muchas de las teorías establecidas en la época. Y es que Wilde defiende que si se le pide al Arte, con mayúsculas, que renuncie a la belleza en pos de la verdad, éste deja de ser lo que es, es decir, una de las maneras que tiene el hombre de transformar la realidad.
Para Wilde, el realismo y el naturalismo eran maneras de pervertir el Arte. No se podía copiar la realidad, porque era una manera de coartar la libertad del Arte. Para él, si el Arte consigue liberarse de ese realismo que lo vuelve gris, podrá expresarse con todo su esplendor, convirtiéndose así no en una imitación de la Vida o la Naturaleza, sino en el espejo en el que éstas se miran, en el modelo que ambas imitan.
Opinión:
Estamos acostumbrados a la mentira. Pero no a la mentira como la entiende Wilde. Cuando en este pequeño diálogo, que puede recordar a los diálogos de Platón, aunque carece de esa capacidad de conducir a los personajes que dialogan hacia esa conversión del pensamiento que lograba Platón mediante la voz de Sócrates, se habla de mentira, el autor (a través del personaje) no se refiere a la mentira de los políticos, de los abogados o sofistas… No. Se refiere a la mentira artística, a la que es capaz de crear por sí misma sin tener que imitar la vida, la naturaleza y lo que la rodea como si fuera una mera copia.
La decadencia de la mentira a la que hace referencia el título intenta explicar que, a causa de la tendencia de la época a imitar la realidad, a copiarla tanto en las artes plásticas como en la escritura, el arte pierde su razón de ser. El Arte se creó porque la Naturaleza era tosca e imperfecta. El hombre creó el arte como protesta, para establecer una mejora; ya que la Naturaleza ofrecía tierra rugosa, los hombres crearon la arquitectura, los muebles, para poder mejorar lo que la naturaleza ofrecía y vivir cómodamente. Por lo tanto, el Arte, según Wilde, no imitaba la Naturaleza o la Vida, sino que la mejora. De hecho, llega a considerar que la Naturaleza imita al Arte: si los impresionistas no hubiesen captado ciertos tonos de luz y niebla en sus cuadros, ahora no los veríamos. Lo que quiere decir Wilde es que, aunque probablemente esa luz y esa niebla ya existían, hasta que el Arte no lo destacó, no nos lo señaló en sus cuadros y le dedicó unos versos, no nos percatamos de su existencia ni de su belleza.
Pero este diálogo no sólo defiende una idea de lo que es el Arte. También se dedica a realizar una crítica a la sociedad de la época, al concepto de literatura y arte que existía en esos tiempos (critica a Henry James o a Robert Louis Stevenson por querer hacer demasiado real su historia; critica a Zola por pervertir la literatura con su exceso de realismo; llega a criticar a uno de los intocables de la literatura como Shakespeare). Uno de los momentos más interesantes del diálogo precisamente gira en torno a la literatura y lo que hace que una novela o un personaje sean literarios. No se trata de que un personaje o una historia se parezcan a la realidad; tanto una cosa como la otra deben depender de cómo es el autor, pues él los crea, no los copia. O así debería ser para él. Y es que la literatura no copia la Vida, sino que se adelanta, se convierte en modelo.
Hay que reconocer que su teoría se podría tildar en ciertos momentos de elitista, pues critica que la gente espera que el Arte represente lo mundano porque a la masa le gusta lo mundano. Pero, según Wilde, debiera ser al contrario: que al gran público le interese algo hace que ese algo no sea digno de ser interpretado por el Arte.
Podría seguir analizando largo y tendido cada una de las afirmaciones que los personajes del diálogo van analizando y exponiendo en estas escasas 80 páginas, pues también repasa la música y la arquitectura. Pero lo interesante de un ensayo-diálogo como este es precisamente leerlo, así que, si el arte es un tema que os interesa, aquí hay una pequeña joya para discutir un rato sobre él.
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Comentario de los lectores:
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