La cuarta señal
Título: La cuarta señal
Título Original: (La cuarta señal, 2014)
Autor: José Carlos Somoza
Editorial:
Minotauro
Copyright:
© José Carlos Somoza, 2014
© Editorial Planeta, S.A., 2014
Edición: 1ª Edición: Febrero 2014ISBN: 9788445001929
Tapa: Dura
Etiquetas: persecuciones fin del mundo ciencia ficción sci-fi amor vidas anteriores literatura cubana literatura española mundos virtuales novela nuevas tecnologías orígenes profecías secta logias thriller viajes en el tiempo tecno-thriller big bang avatares
Nº de páginas: 475
Argumento:
María se conecta a ORGANO, un mundo virtual al que parece que sólo ella -y muy pocos más- no acceden. El resto del mundo vive más ahí que en el mundo real, y de hecho ahí tienen trabajo, ahí tienen su vida y hacen lo que no podrían hacer en la vida real y son lo que desean. A Belén, su hija, la ha educado para que tampoco se conecte a ORGANO, y hasta el momento lo ha conseguido pero…
María decide entrar en ORGANO pensando que quizá ahí consiga el trabajo que necesita (después de todo hay crisis en el mundo real pero no en el mundo virtual) y su primer encuentro con humanos se produce en una iglesia: Finkus es un detective al que llama Preste, el dueño de la Iglesia adonde ha entrado María (ahora Maria B) y donde han descubierto un BOT que inquieta a la mujer: sobre una jovencísima chica, desnuda sobre un altar, llueven pétalos de rosa. Para María es un shock porque cree reconocer en ella a su hija Belén.
A pesar de que María no está del todo convencida, acaba envuelta en un fin del mundo en el que aquellos que estaban en la Iglesia en aquel momento, son personajes cruciales: tanto que los quieren muertos.
El misterio lo tiene la música de Bach y el hecho de que una secta conozca de antemano qué va a ocurrir.
Opinión:
Empezaré diciendo que prácticamente cuando salió la novela leí un comentario en facebook desfavorable hacia "La cuarta señal", y eso provocó un efecto que ha resultado más que positivo para mí: al coger el libro sin expectativas, lo he disfrutado muchísimo más. Estamos acostumbrados a que según quienes, nos afecte o no un comentario, a que le hagamos caso o no, y yo soy una lectora sin prejuicios: leo prácticamente de todo. El caso es que no recuerdo quién lo diría pero a mí me hizo coger la nueva novela de Somoza con la impresión de que quizás no me gustaría. Desde aquí gracias al que hizo aquel comentario porque me lo he pasado en grande con esta novela.
Cuando María entra en ORGANO y se convierte en Maria B, me recordé a mí misma entrando en Second Life: un cuerpazo que quita el hipo, pechos perfectos, unas piernas largas y maravillosas, ropa ceñida y sexy. Ahí eras lo que querías, y a Maria B aun sin experiencia, acaba pasándole lo mismo: elige lo contrario a lo que es (una mujer de unos treinta años, entradita en carnes, no especialmente bella y madre soltera de una niña). Y con Finkus pasa igual, sólo que él lleva ya unos cuantos años ganándose la vida allí cuando no se pone otro avatar para puro ocio, o cuando está en el instituto, porque Finkus, en la vida real, es un adolescente estrábico algo acomplejado. A su favor: Ofrece inmediatamente ayuda a María incluso antes de que descubran que están en peligro.
¿Qué por qué he contado cómo son en la vida real? Porque aunque pasen casi toda la novela conectados, la relación entre Finkus (Jaime) y María (Maria B) es esencial, de hecho para Somoza esta es una historia de amor, y no se lo voy a negar. Es más, habrá quien piense que no es creíble. Yo puedo desmentirlo, lo he visto en Second Life. Ocurre. Y tenemos ese final que da sentido a TODO de nuevo. Porque Somoza puede ser retorcido o hacer un puzle extraño que parece no tener mucha conexión o sentido, hasta que acabas la novela y lo entiendes todo, incluso lo más extraño.
Una de las cosas mejor narradas es el mundo virtual, tanto que llegan momentos en que no sabes si estás en la vida real o en ORGANO, y te hacen hasta dudar ¿es Matrix? (De hecho hay un guiño a la película). Para discernir entre realidad y mundo virtual hay que estar muy atento, pero si en algún momento crees que has encontrado un gazapo, vuelve a leer y verás que no, que lo que ha hecho Somoza es convertirte en uno de ellos, que a veces ya no saben qué es real, si la vida rutinaria en la que comen de verdad, o esa otra en la que tienen avatares al gusto, se trasladan de land a land ya sea de un modo automático o viajando en transportes como en la vida real, donde todo el mundo vive, las calles bullen de vida, y el trabajo es fácil de encontrar. Un puzle fantástico medido centímetro a centímetro para que la historia encaje.
Pero hay mucho más: ya en su día con "El cebo" me llamó la atención esa capacidad de contar y hacernos entender lo más incomprensible: mediante un cóctel de movimientos, poses y colores, se convertían en armas. Aquí pasa algo parecido, pero si en "El cebo" utilizaba las obras de William Shakespeare, en "La cuarta señal" utiliza a Bach y su música. No sé por qué ha elegido Bach, quizás porque era un virtuoso y tenía tantas obras que daba para elegir y que le sobraran, pero yo sólo de pensar en vivir en un mundo donde continuamente escucho a Bach me vuelvo loca (me estresa muchísimo, tengo otros músicos clásicos favoritos). Se lo preguntaremos en la entrevista.
ORGANO, ese mundo virtual donde ocurre casi toda la novela y donde parece que una profecía incluye a Maria B, Finkus y Belén (la niña), está creado con la música de Bach. También sus armas. Pero es imposible que yo pueda contar cómo es, cómo ocurre, cómo es posible, porque sólo Somoza tiene la capacidad de hilar tan fino y hacer creíble algo tan extraño.
En la novela aparecen algunos personajes que vemos en virtual y en real, pero más en virtual, y algunos son estupendos como personajes literarios -aunque no necesariamente estupendos como personas reales-. Caben destacar la oriental Misaki (Edna en virtual), una mujer que nos hará recordar a los perros fieles (fiel al amo, y fiel a sus valores), hija de uno de los mafiosos (Yahura, y es que esta historia es una lucha de poder entre clanes y personas de lo más mafiosas, no sólo es una historia de amor); Hyp Grost, una mujercita de tamaño pequeño, sensual, malvada, peligrosa, y hombre en la vida real (todo un descubrimiento); Morgan Flint, ese personaje que llega para ayudar a Maria B y a Finkus y que tantas sorpresas acabará dando; Oswald Morpurgo, maravilloso personaje autista que aun apareciendo poco ya te entra directo en las venas, y el propio Johann Sebastian Bach, pues en la novela se retrocede en el tiempo y presenciamos momentos de su vida (llegará un punto en que seremos testigos de una visita extraña a Bach y todo empiece a girar para que los engranajes encajen completamente).
Para ser honesta, puede que creáis en algún momento de qué va todo este puzle, pero es más que posible que acabéis sorprendiéndoos por todo: la estructura, los personajes, la ambientación, las tramas, las conexiones, la finalidad, el propio final… Yo sí pienso recomendarlo, no estoy en absoluto de acuerdo con la opinión que leí (no sé en qué se basarían pero como no argumentaron nada me vale lo mismo que cero)
La verdad, no hace mucho leí un libro de James Dashner (el autor del aclamado -con razón- "El corredor del laberinto") basado también en la vida en un mundo virtual, una especie de thriller que ocurre dentro de un sistema virtual del estilo de este (o de Second Life, o de videojuegos… todos tienen algo en común, son como mundos paralelos con avatares pero con posibilidad de morir en la vida virtual o la real) también con adolescentes y avatares, y se nota de lejos la calidad literaria de nuestro Somoza. Ya quisiera el autor estadounidense estar a su altura. Impresionante.
Esta novela es pura Somoza. Es más, quien haya leído "La llave del abismo" recordará que aquella novela buscaba los orígenes de algo... pues ojo a esta.
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Comentario de los lectores:
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