La casa del nazi

Opinión:

El contenido de un sobre, en cuyo interior se encuentra un manuscrito acompañado de recortes de periódicos gallegos, un conjunto de noticias sensacionalistas que relatan muertes acaecidas en los últimos años, es el primer misterio a resolver de cuantos se van sucediendo en esta novela; la llamada de un editor, desentendiéndose de cuanto pueda significar, intrigan al receptor al constatar que su nombre forma parte de la historia que está a punto de descubrir.

Su condición de fiscal y cargo político le obliga a contratar a un taxista con alma de detective, Pepe, alias Reina. Un personaje divertido que le gusta husmear por todos lados sin medir las consecuencias, el hombre perfecto para ir tirando de la manta y seguir los pasos de un universitario que había estado tras el rastro de un grupo de nazis en Galicia. La lectura de los papeles del joven se convierte en el primer paso para desentrañar toda la verdad a costa de ir levantando ampollas y molestar a cada vez más personas; su búsqueda se traduce en los primeros incidentes, muertes sospechosas de haber sucedido de manera accidental como se ha pretendido mostrar en los medios de comunicación.

En pocas páginas hemos pasado del misterio por la presencia de nazis en Galicia a los primeros asesinatos, y a conocer historias de la represión franquista en la zona durante la guerra civil. Una suma de géneros literarios de la que ya es imposible sustraerse y que nos regala dos tramas en el tiempo donde el autor maneja el suspense a la perfección; sin prisas pero aumentando el ritmo.

El trabajo que desarrolla Reina incluye una labor de investigación para la que se apoya en Internet, lugar donde va descubriendo innumerables testimonios del pasado nazi en Galicia, fechas y acontecimientos que parecen sacados de la inventiva popular o de la imaginación de un escritor. Pero como bien dice el autor al inicio de la novela: si todo lo narrado fuese producto de la fantasía, no quedarían casos reales de nuestra historia para sacar a la luz.

El descubrimiento de documentación histórica desborda a nuestro protagonista e incorpora a su estudio a Lelia, una joven que, además de ganarse la vida limpiando, es una devoradora de libros, astuta e inteligente. Su capacidad lectora y de comprensión la convierten en parte principal de la investigación, con lo que disfrutaremos con los tira y afloja, así como con la relación de complicidad que va surgiendo ente ellos. La unión de los dos personajes incrementa el carácter distendido y divertido de la novela, para relajarse después de instructivos capítulos llenos de historia, o del ritmo impuesto por parte de quienes no están interesados en que se pueda conocer la verdad ni la identidad de una familia.

La trama del pasado transcurre entre la guerra civil y la posguerra, cuando la península se convirtió en ruta y retiro de muchos nazis, así como almacén del expolio que había sufrido Europa y que les sirvió para completar su plan de huida. En ese periodo destaca la historia de Loliña, una niña que sufrió la muerte de sus seres queridos primero y la crueldad después. Una víctima que dota a la novela del recuerdo de los vencidos, además de acrecentar el misterio en torno a una serie de personajes. El círculo se va estrechando y todo va tomando forma y sentido; el autor sabe dosificar los momentos de tensión con otros que transcurren a un ritmo endiablado, el lector tiene la necesidad de seguir conociendo datos, navegar y cotejarlos; involucrándolo totalmente en una investigación histórica con una pregunta fundamental: ¿estuvo Hitler escondido en Galicia?

Un viaje en el tiempo por la Ribeira Sacra descubriendo pasadizos escondidos de un monasterio benedictino y la colaboración de la Iglesia en todo el tránsito de los alemanes por nuestras costas gallegas. Abusos, asesinatos, expolio e historia se dan la mano en esta trama de ficción muy cercana a la realidad y que cuenta con unos personajes protagonistas que convencen por su sencillez.

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