La Casa de las Amapolas

Título: La Casa de las Amapolas
Título Original: (La Casa de las Amapolas, 2025)
Autor: Desirée Ruiz
Editorial:
NdeNovela
Copyright:
© Desirée Ruiz, 2025
© Editorial Planeta, S.A. 2025
Edición: 1ª Edición: Abril 2025ISBN: 9788410140233
Tapa: Blanda
Etiquetas: amistad contemporánea drama muerte fantasmas misterio mujeres narrativa novela relaciones personales venganza secretos culpa pasado novela psicológica castigos remordimientos desapariciones
Nº de páginas: 422
Argumento:
Flora, una solitaria mujer envuelta en un halo de misterio, vive retirada en La Casa de las Amapolas, un lugar idílico pero apartado de todo en plena sierra de Albarracín.
Tras la desaparición de su hija Aurora, y de la amiga de esta, Blanca, Flora dejó atrás todo su mundo: su hijo Dani, su marido y el trabajo, y se trasladó allí. Eso fue hace más de veinte años. Nunca más se supo de las chicas desaparecidas y ambas familias quedaron destrozadas. La Casa de las Amapolas se convirtió entonces en el refugio donde intentar cicatrizar sus heridas.
Ahora que el hijo de Flora también ha fallecido, su nuera y su nieta planean mudarse a La Casa de las Amapolas con ella, lo que trastocará la vida de las tres mujeres, removerá el pasado y sacará a la luz la terrible verdad de la desaparición de Aurora y Blanca.
Una apasionante novela en la que la autora combina con gran sensibilidad una tragedia familiar y la esperanza de un nuevo comienzo.
Opinión:
Esta es la segunda novela que leo de Desirée Ruiz, la primera fue 'Villa Melania', la cual recuerdo con una trama con mucha carga psicológica, con personajes femeninos en su mayoría y muy atormentados. "La Casa de las Amapolas", esta nueva novela, tiene elementos muy similares, donde la mayoría de los personajes son mujeres y muy tocadas psicológicamente por tragedias de impacto. Al igual que en la anterior, en las dos primeras páginas conocemos lo que será el eje de la trama: un día de mayo de 1994, alguien con pala en mano, bajo una higuera está enterrando el cuerpo de una joven, y con ella, "la esperanza"; y nunca mejor explicado, porque se entierra hasta lo más hondo la esperanza de los personajes e incluso la del propio lector quien se meterá en la atmósfera tenebrosa, fría, melancólica y de desesperanza que envuelve el relato sin que, esta lectora que escribe, haya salido aún de ella.
Tras las dos primeras páginas en el que conoceremos una acción muy concreta en un mayo de 1994, saltamos hasta marzo de 2019, Zaragoza, con las primeras mujeres que conoceremos, Elisa y su hija Maya, quienes ya nos llegan con un halo de oscuridad y tristeza que tiñe su rutina desde que la ¿primera? tragedia sacude sus vidas. Para salir de esa negrura, deciden acudir a la pariente más cercana, pero con la que apenas tienen relación, una ausencia que pesaba demasiado: la abuela Flora, refugiada desde hace 25 años en la soledad de la Casa de las Amapolas, desde la desaparición de su hija Aurora, quien hundida en la desolación e incapaz de soportar la ausencia abandona a su familia. Flora es una mujer hueca, sin sentimientos, huraña, perdida, soporta sola su alma destrozada y la oscuridad que la envuelve. Sin embargo, a pesar de ser una mujer parca en palabras, con el tiempo el lector se meterá en sus sentimientos y podrá llegar a entenderla, sobre todo, porque es madre.
Casi en el mismo momento que conocemos a Flora, conoceremos a Aurora, la hija desaparecida, pues la trama en tiempo actual se intercala con la del pasado porque aquello que no se cerró inevitablemente regresa. Aurora quedará congelada en una joven de 21 años que se nos describe como una joven rubia, de tez blanca, que nunca se maquilla, y toda la ropa que lleva es de color blanco porque fuera "hay tanta oscuridad". Estudia en la universidad, no le gustaban las multitudes ni hacer las cosas habituales de una joven de su edad. No tiene apenas amigas, novios ni pensarlo, era solitaria, con un entorno que no la entiende; nos la imaginamos frágil y sentimos un aura extraña sobre ella, como si fuera algo etéreo y no fuera real.
La propia Casa de las Amapolas, el refugio de Flora, es un lugar también difícil de imaginar sin un aspecto que no sea de otro tiempo, enclavada en un paraje solitario, oscuro, en la Sierra de Albarracín, tierra de brujas y criaturas mágicas que han llegado hasta nuestros días. Flora no estará sola; con ella viven Silvia, Olga y Yago, y siempre presentes las desaparecidas Aurora y Blanca. Todos son personajes con una frontera muy clara entre su vida anterior, un mundo tranquilo, seguro, con problemas nimios, y la vida a partir de que la tragedia, a cada cual la suya, les sobreviene. Llegan a La Casa para, aunque parezca impensable, volver a tener esperanza y una nueva vida que se convertirá en un devenir lento del tiempo, donde las horas parecen deslizarse sosegadamente y vivir con los ritmos de la naturaleza, dejando la anterior en una especie de nebulosa. La Casa será el epicentro donde parece haberse detenido el tiempo y donde solo existen la nostalgia y los retales de otra vida fluyendo en armonía con la actual. Sin embargo, veremos que son personajes que por unas causas u otras se quedaron a vivir en el pasado.
Y allí, a pesar de parecer estar la vida suspendida, hacia la mitad del relato, el pasado y los demonios volverá a tomar tierra desde ese día de mayo de 1994, a cobrarse sus deudas en ese mismo sitio, en la Casa de las Amapolas, allí donde se detuvo el tiempo paralizando incluso con ello al lector, por si aún estaba vivito y coleando… Volverán a repetirse las dos páginas del prólogo solo que añadiendo un nombre y, si hasta el momento teníamos silencios, soledad, y serenidad impostada, ahora se da un tenebroso giro y la emoción por excelencia será la culpa acallada durante mucho tiempo que aparece de nuevo y golpea sin escapatoria, remordimientos que corroen, castigos, una opresión física y agobiante, y parece que 25 años no son suficientes para purgar. El tiempo volverá a transcurrir espeso, angustioso, con todos moviéndose en un camino de arenas movedizas y con vidas que creen ya no merecerse. Lo ocurrido en aquel mayo de 1994, la monstruosidad que sepultó la vida de tanta gente volverá para regocijarse en el dolor de los vivos. De nuevo será un laberinto sin salida para quienes quedarán obligados a seguir viviendo sin volver a ser los de antes.
Es una historia muy bien escrita, con un efecto hipnótico por el aura lúgubre que la envuelve, buenos personajes con sus propios fantasmas y no saben que estos siempre saldrán ganando y hay poca esperanza de salvación para sus almas atormentadas; retorcida por los errores cometidos que convirtieron la vida de los personajes en una mentira; en secretos llevados hasta el último extremo, en silencios, respuestas huidizas, amores mal entendidos, condenas, culpa, desesperanza, y remordimientos que perdurarán hasta la muerte.
"¿Es siempre mejor saber la verdad? No siempre"
*Publicada por Editorial
NdeNovela.
Belén Flores
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Comentario de los lectores:
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