La canción de la cazadora

Opinión:

En "La canción de la cazadora", Lucy Holland regresa al mundo mitológico con una fascinante reinvención de la Cacería Salvaje en el turbulento contexto de la Gran Bretaña del año 60 d. C. Si bien puede que no evoque la misma devastación emocional de su anterior novela, "La balada del arpa de hueso", también reseñada en esta web, sigue siendo una obra cautivadora de fantasía histórica que explora profundamente los temas del amor, la identidad y el poder a través del mito antiguo.

Holland retoma hábilmente la figura legendaria de la Cazadora en el personaje de Herla, que ahora está atrapada por una antigua maldición, destinada a liderar la Cacería y reclamar las almas de los perdidos. Esta existencia tensa y trágica cambia cuando se cruza con otra figura compleja e intrigante: la reina Æthelburg de Wessex. Ella es una reina guerrera por derecho propio, lucha por adaptarse a las expectativas de género de su época, en particular porque su matrimonio no tiene hijos debido a la asexualidad de su marido, una realidad que se entreteje sutil pero hábilmente en la narrativa sin etiquetas modernas.

Lo que hace que esta historia se destaque es la dedicación de Holland a descubrir espacios en los que podría haber existido una homosexualidad histórica y llenar esos vacíos con imaginación y corazón. El romance que florece entre la Cazadora y Æthelburg es tierno pero está plagado de la presencia inminente de conspiraciones políticas, magia antigua y un mundo al borde del cambio.

La novela comienza lentamente, pero una vez que su rico tapiz de intriga política y tensión mítica se apodera de ella, es casi imposible dejarla ir. El hábil manejo que hace la autora de los acontecimientos históricos y las figuras legendarias, combinado con su narrativa trágica pero esperanzadora, mantiene al lector cautivado a través de giros inesperados y revelaciones emocionales.

"La canción de la cazadora" no se limita a contar un mito: reimagina cómo pueden cruzarse las historias olvidadas de amor y poder, y da voz a aquellos cuyas historias a menudo se pierden en el tiempo. La magistral narrativa de Holland y sus complejos personajes, especialmente la conflictiva y multifacética Æthelburg, dan nueva vida a un relato antiguo. El final, al igual que las obras anteriores de Holland, deja a los lectores con una inquietante sensación de pérdida y belleza.

Para los lectores de fantasía histórica, mitología y aquellos que aprecian la representación LGBT con matices en entornos históricos, esta novela es una poderosa y estimulante incorporación al género. Aunque puede que no provoque lágrimas como en su anterior libro, deja un impacto emocional persistente.

Violeta Lila