Jazz para el asesino del hacha

Opinión:

Acudir a las calles de Nueva Orleans siempre es sinónimo de música, bourbon y funerales donde las despedidas se convierten en una fiesta. Un desfile de gentes variopintas que acuden a la llamada del Jazz, a los acordes que transforman la pena en alegría, a los rezos que se mezclan con el ruido; como una liberación cultural accionada por el resorte de la muerte.

El escenario ya lo conocemos, pero en esta novela el autor se preocupa de que también conozcamos a sus gentes, su pasado histórico y catastrófico que siempre la han dejado de la mano de algún dios que lanza otra vez los dados y pierde. La ambientación es uno de los platos fuertes y pronto nos contagiamos del ritmo que nos impone.

Además de los personajes que nos acompañarán durante la investigación conoceremos a muchos secundarios, una población que parece sacada de novelas, leyendas y cintas cinematográficas, como si fuesen el atrezo indispensable de la ciudad de Nueva Orleans.

Michael Talbot es el detective que irá componiendo las pocas pistas que se encuentran tras los asesinatos: un hacha ensangrentada, cuerpos mutilados, la puerta cerrada por dentro, ningún robo ni violación. Todo apunta a un demente, un asesino en serie sin ningún patrón establecido, que juega con el azar repartiendo cartas del Tarot sobre sus víctimas y recuerdan el modo de operar en las ejecuciones de la mafia y a la Mano Negra.

John Riley, desde su periódico, da crédito al montón de cartas que le llegan a diario, pero especialmente a las que vienen firmadas por el asesino y que se reproducen en esta novela. El asesino no da pistas sobre su identidad ni acerca de los motivos que le impulsan a acometer sus crímenes. Un juego que mantiene en vilo a la policía y en constante temor a la población.

Luca D´Andrea comparte protagonismo con una investigación paralela. De su mano nos adentraremos en los suburbios con las creencias y supersticiones que siguen siendo a día de hoy uno de los elementos del folclore popular y multicultural del Estado de Luisiana. En libertad condicional tras pasar los últimos años en la cárcel, tendrá que volver a enfrentarse a sus compañeros y amigos de la policía y de la mafia.

Ida, secretaria de un abogado con pretensiones detectivescas, y Lewis, un músico con problemas familiares, se suman a esta carrera por encontrar al asesino, llegando a donde no lo hacen los otros y aportando a la trama inquietantes momentos de acción.

Entre todos es imposible tener un momento de sosiego con la lectura. Cada uno de ellos es igual de interesante y su aportación contribuye a profundizar más con cada uno de los asesinatos que se van cometiendo, así como para conocer cuentas pendientes que tienen todos ellos. Los intereses políticos y la mafia cobran también un papel protagonista, enredando las sospechas que iremos teniendo mientras buscamos culpable y motivos.

Nada es lo que parece y el caso se vuelve misterioso e intrigante, de forma que, aunque quieras, no podrás cerrar el libro y tendrás que leer un capítulo más. Ray Celestin consigue con su primera novela plasmar toda su trayectoria como guionista cinematográfico.

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