Irina

Opinión:

Oxana es una joven rusa de extraordinaria belleza, madre soltera de un pequeño de dos años y vecina de rellano de la anciana Irina. Ambas se ayudan, se protegen y, solas las dos, se apoyan una en otra.

Pero Oxana abandona Moscú para viajar a Barcelona e introducirse en la vida de Santiago, al que no conoce... Y lo hace con un claro objetivo: hacerle leer el diario que Irina le entregó poco antes de su muerte. Allí, la anciana explica cómo salió de Asturias en 1937 con ocho años y totalmente aterrorizada al despedirse de su madre mientras su progenitor luchaba contra el fascismo en el frente republicano, cómo la metieron en un barco con centenares de niños sin saber adónde los llevaban bajo la engañosa mentira de unas "vacaciones cortas", cómo lloraron la separación de los suyos y vivieron situaciones de terror, bombardeos, hambre, desolación, constantes cambios de ubicación y soledad antes de llegar a un destino dudoso porque, para entonces, ya había estallado la Segunda Guerra Mundial.

Los tres protagonistas de "Irina" son personas que han sufrido, y como personajes me parecen muy bien construidos. Santiago está deprimido, es antisocial, taciturno y rutinario, sin ambiciones en la vida. Irina es la estampa del dolor que causa la guerra, de la lucha por el día a día, del desasosiego de sentirse sola en el mundo desde muy niña..., pero una mujer de carácter. Y la joven Oxana, también sola y a cargo de un bebé, encarna el papel de una luchadora nata, capaz de salir adelante y que, pese a su situación complicada, sabe sacar tiempo para atender a su anciana vecina en el momento en que la trasladan al Hospital, muy enferma y carente de familiares cercanos.

Muy importante me ha parecido el diario de Irina, esa niña que se hizo mayor desde el miedo y la soledad, que se convirtió en la "hermana mayor" de Araceli pese a tener ambas la misma edad, y que entre luces y sombras consiguió superar la adversidad forjándose una vida propia y logrando ser feliz por unos años. Esas líneas son sobrecogedoras, muy intimistas y hasta demoledoras porque constituyen el relato ficticio de un hecho absolutamente real, tanto que pone el vello de punta. Pensar en el periplo que sufrieron esos "niños-rusos" a los que sus familias republicanas cedieron en custodia al gobierno comunista buscando para ellos un futuro sin hambre, bombardeos y la miseria que se instaló en plena contienda, es demoledor.

"Irina" es una novela profunda e intimista, muy reveladora sobre esa parte de nuestra historia reciente. Pese a ello, resulta fácil de leer, como es propio de la prosa de Empar Fernández. Aun así, la autora ha añadido interés a su narración con algunos toques de misterio y escenas de acción que mantienen la atención del lector.

Os gustará.

Pilar López Bernués