Hombre al agua

Opinión:

"Hombre al agua" es una novela que de algún modo entronca con nuestra novela realista clásica construyendo un retrato social del Madrid popular de hoy; un lugar que es una mezcla variopinta de culturas, etnias y personajes de todo tipo. Una novela realista y a veces surrealista, que tras el humor esconde el espíritu crítico del autor, con una denuncia social que afecta a todos los estamentos: desde los propios ciudadanos de Madrid a los inmigrantes, los tertulianos de los medios de comunicación, los políticos o la iglesia. Ninguno se salva del golpe certero de la pluma de Javier Reverte, que nos demuestra su asombroso dominio del idioma combinando expresiones coloquiales con otras de carácter culto, coplas y canciones populares, con una infinita riqueza de léxico. Es asombrosa la cantidad de sinónimos que es capaz de utilizar en una frase, así como el derroche de adjetivos que usa para describirnos a los personajes.

En cuanto a la trama se trata de una auténtica comedia de enredo, una tragicomedia donde todo se va complicando en una especie de vodevil loco que me ha recordado a las mejores obras de Eduardo Mendoza. Otro de los puntos fuertes de la novela son  los excelentes personajes. Desi, el protagonista, es un verdadero antihéroe: filósofo, anarquista, un desgraciado que pese a carecer de cualquier atractivo físico gusta a las mujeres, bondadoso y un auténtico desastre. La joven Claudia y su padre; la portera que está aprendiendo inglés sin saber hablar español correctamente y su marido, un adicto a los crucigramas. Y no puedo olvidarme del dueño del bar donde Desi pasa las horas, un hombre tremendamente desagradable con quien sin embargo congenia de inmediato y con el que mantiene hilarantes conversaciones; la leona de ébano, guineana sobrina del dictador Obiang que vino a Salamanca con una beca de estudios y ha terminado de prostituta en Madrid. Junto a ellos el heterogéneo grupo de los insurrectos, en cuyas filas podemos encontrar a un millonario anarquista o un cura que pretende acabar con la iglesia desde dentro.

La novela me ha encantado, me ha hecho reír a carcajadas, la compararía con una de mis lecturas favoritas, "La conjura de los necios", de John Kennedy Toole, y es que Desi es una especie de Ignatius J.Reilly vagando por Lavapiés en lugar de Nueva Orleans en busca de trabajo, enredándolo todo a su paso.

Desde luego que no podéis dejar de leer esta delirante historia de amor y revolución, la excelente novela póstuma de Javier Reverte.

Celsa