Hasta la última palabra

Opinión:

"Hasta la última palabra" recorre las dificultades que tiene Sam para socializar en su entorno, sobre todo en lo que respecta a las amigas y al propio ambiente estudiantil, y también para mantener una cierta normalidad en su vida diaria, evitando que pensamientos insidiosos y oscuros se adueñen de su mente.

La presentación de lo que le ocurre a una persona afectada de trastorno obsesivo-compulsivo está muy bien desarrollada, sin que caiga en la autocomplacencia ni dé opciones a la compasión ajena.

Las estrategias que muestra Sam para conseguir aunque sea un mínimo equilibrio, podrán parecer al lector las típicas manías al asociarlas con comportamientos propios o ajenos. Vale, pero también podría ser una manera de disculpar acciones repetitivas intrascendentes y cotidianas, sin tener que entrar en aspectos psicológicos más profundos y perturbadores.

Ahora bien, tampoco se trata de martirizarse demasiado, ni caer en una hipocondria desestabilizadora. Yo mismo reitero a diario, o siempre que me es posible, algunas acciones que no me reportan más beneficio que el alivio de hacerlas; eso sí, como también ocurre con la protagonista, lo hago con discreción y disimulo.

La narración en primera persona permite seguir lo que ocurre alrededor desde el punto de vista de Sam y también conocer sus pensamientos, que es donde radican todos los problemas que sufre. Claro que de ahí mismo saldrán las soluciones, que no necesitan ser definitivas, ya que es suficiente con que emprenda un camino en el que su situación anímica mejore.

"Hasta la última palabra" utiliza una trama bien desarrollada y que acerca a la realidad, sin caer en extremos, del trastorno obsesivo-compulsivo tal como lo viven las personas afectadas. Como resultado, una excelente novela con una lectura muy atractiva.

Selin