Gaudí. La última catedral de Europa
Título: Gaudí. La última catedral de Europa
Título Original: (Gaudí. La última catedral de Europa, 2016)
Autor: Luis Racionero
Editorial:
Stella Maris
Copyright:
© Luis Racionero, 2016
© Editorial Stella Maris, 2016
Edición: 1ª Edición: Marzo 2016ISBN: 9788416541461
Tapa: Dura
Etiquetas: arquitectura Barcelona biografía novelada literatura española novela Gaudí Sagrada Familia catedrales personajes célebres biografía artística
Nº de páginas: 372
Argumento:
Luis Racionero muestra de forma novelada la biografía del arquitecto Antoni Gaudí.
Asistimos al desarrollo personal e intelectual de un hombre, más allá de un genio, desde sus orígenes humildes en el pequeño pueblo tarraconense de Riudoms hasta su muerte en Barcelona (atropellado por un tranvía en 1926).
El libro se complementa con una Cronología vital de Gaudí y un listado de sus proyectos, incluyendo los no ejecutados o terminados.
Opinión:
El hombre que revolucionó la arquitectura europea y que recibió el encargo de diseñar la que, posiblemente, será la última catedral de Europa, fue en su juventud anticlerical, se declaró ateo, tonteó con la anarquía, era catalanista y siempre defendió la arquitectura mediterránea.
De forma muy interesante, Luis Racionero muestra a los lectores la vida poco conocida de un Gaudí que acabó dedicándose en exclusiva a sus proyectos cuando los fracasos amorosos no le permitieron crear una familia, como fue su deseo. La Arquitectura le colmaba, cosa que ocurre cuando un artista se entrega a su obra y, en el caso del protagonista, los diseños rompedores, diferentes y su empeño en evitar líneas rectas y acercarse a la Naturaleza con un estilo propio, ocuparon la mayor parte de su tiempo.
Gaudí vivió entre "dos aguas". Por un lado sus orígenes humildes y sus amigos liberales, por el otro su amistad en el conde Eusebi Güell, que fue su mecenas y lo puso en contacto con la burguesía catalana de la época.
Reservado y cambiante, siempre fue amigo de sus amigos, pero dejó de relacionarse con algunos de ellos y asistir a las tertulias en el Café Pelayo a medida que lo tachaban de "burgués". Y, por otra parte, algunos de esos burgueses lo consideraban un "payés" y eran reacios a aceptarlo en sus círculos más selectos.
Gaudí fue evolucionando desde el ateísmo hasta su conversión cristiana a partir de su admiración por Mosén Cinto Verdaguer y, muy especialmente, desde que convivió en Montserrat con un ermitaño instalado en una cueva. El monje Higini, acogió un tiempo a ese joven inquieto, ejerció de maestro espiritual y destapó el misticismo que habitaba en ese chico que se declaraba ateo y anticlerical.
Y es que Antoni Gaudí, ya desde niño, amaba la belleza y era capaz de imaginar el interior de las piedras como algo vivo; también pasaba horas contemplando la fragua en que su padre moldeaba el hierro y convertía un trozo de metal en un utillaje, una elaborada reja o, en definitiva, lo transformaba en otra cosa distinta... De ahí, quizá, esa genialidad y originalidad de sus proyectos porque el arquitecto dotaba de "vida" a sus creaciones.
Lógicamente, algunos admiraban a Gaudí y lo consideraban un genio, otros más lo envidiaban y bastantes contemporáneos, como Eugeni D'Ors o Picasso, no comulgaban con su idea de que en un edificio sobran las líneas rectas y que en todo hay que ir al origen, en este caso a la Naturaleza; ni que el Gótico es un estilo con muchos defectos que utiliza adornos para tapar errores. Esas aseveraciones, cuando en el terreno de la Pintura tomaba forma el Cubismo y el Modernismo se iba asentando como modelo arquitectónico, le granjearon detractores.
Hay muchas curiosidades y anécdotas en este libro que atrapan al lector. Pero lo más destacable, en mi opinión, es que Luis Racionero ha sabido transmitir el alma del protagonista y acercarnos a un hombre que para unos fue un genio, para otros un loco y para algunos más ambas cosas.
El autor, consigue emocionar a los lectores más allá de explicarnos cómo vivió y murió Gaudí. Nos acerca a importantes contemporáneos suyos pero se fija más en cómo nacían los proyectos en la mente del genio y cómo tomaba apresurados apuntes y esbozos cuando una idea importante se intalaba en su mente.
Gaudí sabía que la Sagrada Familia era su gran obra y que no la vería terminada, de modo que dejó el proyecto preparado para sus sucesores. Pasó sus últimos meses trabajando en el templo y se instaló también allí, viviendo y durmiendo a pie de obra. No le importaba ensuciarse si ayudaba a descargar materiales o rompía azulejos para confeccionar un mosaico asimétrico. El que fuera un joven dandi se transformó en un anciano muy poco preocupado por su aspecto... Poco antes de morir, alguien le dió limosna al verlo por la calle vestido de forma andrajosa, confundiéndolo con un mendigo. El día de su muerte, cuando un tranvía lo arrolló, lo tomaron también por un menesteroso, que trasladaron agonizante al Hospital de la Santa Creu, donde se atendía a los "sin techo". Trágico final para el "padre" de la última catedral de Europa que, por cierto, Gaudí imaginó como un edificio musical, en el que cada torre es un campanario.
Pero aunque he apuntado algunas cosillas, no voy a explicar mucho más. Vale la pena leer el libro. Es muy interesante y emocionante, profundamente clarificador y perfectamente ambientado en la época. Os gustará.
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
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