Fuimos canciones (Canciones y recuerdos #1)

Opinión:

Elísabet Benavent amplía su reconocible universo literario con la incorporación a él de Macarena, Jimena, Adriana y Leo. Y digo amplía su universo literario porque la autora mantiene la esencia de sus novelas anteriores (romances, grupo de amigas, escenas eróticas y conversaciones sobre sexo sin pudor, ambiente madrileño pero con referencias a Valencia… y hasta la protagonista y narradora en primera persona que a mí me causa ciertos problemas de verosimilitud porque, por mucho que las amigas hablen entre sí y confíen las unas en las otras, me parece poco creíble que se cuenten con pelos y detalles las escenas que se narran aquí; lo tomaremos como licencia literaria) e incluso algunos personajes de novelas anteriores hacen acto de aparición en esta nueva bilogía, creando, así, una ilusión, de realidad, de cotidianidad, de coherencia y de cohesión entre unas sagas y otras.

En este caso, Benavent explora el mundo de las influencers de moda e it girls de la mano del trabajo de Macarena como asistente personal de una insufrible Pipa con unas ideas sobre el mundo radicalmente opuestas a las de la protagonista pero que me ha encantado que alguien ponga sobre el papel. Es cierto que, al tratarse de un personaje más bien frívolo y superficial, tales ideas quedan desprestigiadas frente al idea del amor y el romance que mantiene Macarena (y el 90% del mundo), pero me parece acertado que se presenten diferentes opciones en una novela eminentemente romántica.

Además de su faceta profesional, Maca nos va desgranando también su lado más íntimo y personal. Así, conocemos a Coque, su "amigo íntimo" y a sus dos amigas, Adriana y Jimena. Y a Leo, claro, el gran amor que aún no ha podido superar, al que odia y ama a partes iguales (y que también ejerce de narrador en una serie de capítulos diferenciados tipográficamente del resto).

Todos ellos van componiendo un puzle de historias que se van entrecruzando hasta completar una galería de personajes y vivencias gracias a los que se tocan temas variados e interesantes. Desde las charlas entre amigas (en este caso, con gran presencia de las aplicaciones de mensajería) hasta los problemas de pareja o la manera de afrontar nuevas y viejas relaciones (incluido el fallecimiento de tu pareja), muchas son las cuestiones que van saliendo a la luz en esta novela. Dentro de ellas, mención especial merece la cuestión de la orientación sexual, cómo y cuándo se descubre y cómo afecta a lo que has sido hasta el momento o a tu manera de querer, amar y desear.

La música, el ambiente nocturno, los bares y restaurantes… siempre son importantes en la obra de la autora y aquí no lo son menos. Sirven para crear una buena ambientación que sostiene y da fondo a la trama pero también dan verosimilitud y ofrecen una realidad reconocible (o que puede llegar a ser reconocible) para el lector. En este caso, la presencia de la música es notable puesto que los títulos de cada capítulo remiten a diferentes canciones que van componiendo la banda sonora de la novela y la biografía musical de los protagonistas.

Benavent vuelve a crear una galería de personajes potentes, con los que es fácil empatizar (muy humanos y peculiares, además; cada uno con sus dones y sus taras), que harán pasar un buen rato a los seguidores de la autora y que permitirán reflexionar sobre las parejas tóxicas, sobre esas veces en las que el amor no es suficiente, sobre la pugna entre la libertad personal y el compromiso o sobre las ocasiones en las que el amor, en vez de darnos alas, no las corta.

Lidia Casado