Fred Cabeza de Vaca

Opinión:

Vicente Luis Mora se ha alzado con el XXVIII premio Torrente Ballester gracias a una novela magnífica, que constituye una agradable sorpresa. La premisa inicial es que una estudiosa de arte contemporáneo pretende construir la biografía de Fred Cabeza de Vaca, nombre que recibe en la ficción este artista prodigioso con mucho de dandi y bastante más de embaucador, que ha muerto dejando tras de sí bastantes más preguntas que respuestas. Técnicamente hablando, Vicente Luis Mora realiza una elección arriesgada a la hora de enfocar la forma en que la novela corre frente al lector, pero que consigue ejecutar con buena nota. La técnica a la que aludo es la multiplicidad textual: en "Fred Cabeza de Vaca" se expone al lector a diarios, recortes de prensa, entrevistas, catálogos de exposiciones, anotaciones marginales  y un sinfín más de formas textuales, en un alarde de inventiva y músculo creativo.

Al conocer la biografía de este artista ficticio también se nos ofrece una versión crítica y pesimista de los entresijos del arte contemporáneo, intercalada con planteamientos de otros temas no menos interesantes como las relaciones entre arte y sociedad o el culto a la personalidad y la egolatría. En la novela se incluyen reflexiones muy válidas y profundas, que prácticamente constituyen breves ensayos de estética y pensamiento contemporáneo. Todo lo dicho convierte a "Fred Cabeza de Vaca" en una opción para público culto, lectores que gustan de la profundidad y la densidad y no buscan una novela que cabalgue sobre la anécdota.

El tiempo en el que Vicente Luis Mora nos emplaza es un sorprendente futuro cercano, aspecto con el que probablemente quiere incrementar el carácter misterioso y hasta cierto punto novedoso que se respira en toda la obra, como si el lector realmente descubriera una trayectoria de la que solamente se conocen los grandes hitos artísticos, pero no la cocina profunda de la gestión de esos grandes proyectos. Finalmente, el autor cordobés demuestra una gran capacidad para recrear las obras y actuaciones con las que Cabeza de Vaca ha forjado su leyenda. En más de una ocasión, uno ha acabado el capítulo queriendo acudir a una de las exposiciones de este artista embaucador y trápala. Nos encontramos por tanto ante una gran propuesta literaria, de modo que solamente queda felicitar a su artífice e invitar al lector a que se acerque al texto.

Rafael Ruiz Pleguezuelos