Esclavos del algoritmo

Opinión:

"Esclavos del algoritmo" es un ensayo que, con toda claridad, denuncia la masiva utilización de nuestra propia información personal, de todo tipo, para beneficio de las grandes corporaciones. Así se pronuncia, ya desde las primeras páginas, Laura G. de Rivera en este libro que ha publicado el sello editorial Debate, del grupo Penguin.

Tal vez esa beligerancia pueda parecer excesiva a algunas o muchas personas, seguro que sí; no obstante y en cualquier caso, la mejor opción sería informarse de lo que ocurre realmente en este mundo que se está digitalizando a marchas forzadas.

Porque la cuestión no es de los aparatos de todo tipo que recogen información personal, como las cámaras que puedan estar grabando lo que ocurre en las calles o las que visualizan el tráfico en una carretera o autovía, sino de lo que se haga después con esas imágenes o esos datos. La afirmación que hace la administración correspondiente de que están ahí para perseguir la delincuencia es solamente una aseveración política, porque la realidad es que los datos se guardan y la definición de persona delincuente puede tener muchas posibilidades, más si se trata de un régimen gubernamental autoritario o represivo, ya sea en la actualidad o en un futuro cercano.

También está toda la información personal que volcamos con nuestra actividad en internet, ya sea en las redes sociales o en la navegación por las webs que nos interesen; son pizcas de información que se irán acumulando hasta formar un perfil cibernético que esas megacorporaciones aprovecharán tanto para ofrecernos publicidad según nuestros hábitos o preferencias, como para dirigirnos hacia donde les interese llevar nuestra atención, mostrándonos lo que alguien, sea quien sea, ha decidido, de manera que pueda influenciar en nuestra opinión… o en nuestro voto, que ya no hará falta que lo compren, puesto que nos habrán calibrado el ánimo hacia una opción concreta, que habrá puesto el dinero suficiente para conseguir ese extra de votos.

Pero todavía hay más sobre esa inteligencia artificial, algo que me ha sorprendido por completo al principio, como si fuese algo más propio de una película de ciencia ficción: se trata de que se introduce a un individuo en un aparato de resonancia magnética, se analiza de manera repetida la actividad cerebral mientras escucha un audio o piensa en un texto y después será posible que el algoritmo predictivo sea capaz de reconocer lo que esté pensando esa misma persona, incluso acertará bastante si es otra sin ninguna relación con la primera. Y decía que me sorprendió al principio, pues luego pude cotejar que eso, que en el libro presentaba como algo propio de grandes empresas o gobiernos, ya estaba realizando en las instalaciones normales de cualquier hospital mediano.

Pues sí, que "Esclavos del algoritmo" me ha resultado un libro de lo más interesante, con una gran cantidad de información relevante sobre lo que se puede hacer con todas esas migajas de información que vamos dejando en nuestro devenir digital, de manera que si la palabra del título, "esclavos", pareciera demasiado fuerte, podemos dejarlo en marionetas o títeres, que así es como nos consideran desde esas megacorporaciones.

Selin