Entrevista a Lorenzo Silva por "El blog del inquisidor"
Conocido especialmente por la serie policíaca protagonizada por Rubén Bevilacqua y Virgina Chamorro, pareja de la Guardia Civil, Lorenzo Silva ha publicado dieciocho novelas, además de libros de relatos, libros de viajes y ensayos.
Fue finalista del Premio Nadal en 1997, que ganó en el 2000, y obtuvo el premio Ojo Crítico en 1998 y el Premio Primavera en el 2004.
A pesar de lo apretado de su agenda, se prestó amablemente a responder a esta entrevista basada en su última novela, "El blog del inquisidor".
ENTREVISTA
¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela?
El origen más remoto, leyendo un libro de Julio Caro Baroja, "Las formas complejas de la vida religiosa", hará más de veinte años. Es un libro sobre herejías y heterodoxias entre religiosos españoles de los siglos XVI y XVII. Allí, en una nota a pie de página, se habla del proceso de San Plácido y se menciona el extenso alegato exculpatorio de Teresa Valle, indicando que se guarda en la Biblioteca Nacional. Ésa fue la primera pista, y ahí fue donde supe que había una historia y un personaje. Luego vinieron veinte años de vida y en ellos un montón de novedades. Por ejemplo la generalización del acceso a Internet y de la comunicación electrónica entre las personas.
¿Qué consideras que aporta tu novela a un tema como la Inquisición, sobre el que tanto se ha escrito?
Un enfoque literario, que trata de dar a sus arquetipos (el inquisidor, los herejes) una lectura simbólica a la luz de los conflictos personales contemporáneos. Y también se trata de desmitificar y cuestionar ciertas leyendas, cosa que ha hecho la historiografía tiempo atrás pero todavía no la literatura, o la ficción en general, que sigue un tanto aferrada a los viejos tópicos, dondequiera que aparece un inquisidor.
¿Por qué decidiste usar las herramientas de internet: blogs, chat, e-mail, para narrar tu historia?
Porque me permitía mayor flexibilidad, más agilidad a la hora de abordar los conflictos que plantea la historia que tenía entre manos, y sobre todo me servía para dar entrada a puntos de vista e interpretaciones divergentes o incluso antitéticas, desde la perspectiva del hombre y la mujer contemporáneos. Y así podía hacerlo de forma abierta y honesta, sin colarlas de contrabando como se hace en cierta narrativa histórica convencional.
En un blog se van acumulando voces, no siempre coordinadas ni homogéneas. Y me parecía que tenía entre las manos una historia que no podía ser interpretada de forma unívoca ni inequívoca. La mezcla de textos lo es también de pareceres, de versiones, frente a una visión de la Historia como algo resuelto y cerrado.
¿Te ha supuesto un esfuerzo extra de investigación o son medios en los que te desenvuelves con soltura?
No soy un experto en historia de la Inquisición ni tampoco un friqui de las nuevas tecnologías. Pero estoy razonablemente interesado en ambas cosas y he procurado hacer los deberes. He leído lo que creo que necesitaba para poder tener un enfoque sólido de la historia del siglo XVII y he indagado en el cibermundo lo que me pareció que necesitaba para entender las reglas, los códigos y las emociones que se ventilan en el mundo de las relaciones virtuales.
Los documentos que consulta la protagonista acerca de Theresa y que aparecen en la novela ¿son auténticos? ¿Qué hay de verdad y qué de ficción en los sucesos del Convento de la Encarnación?
Los documentos son todos auténticos. Lo que pueda haber de ficción está en las especulaciones que los personajes hacen al respecto. Pero tampoco hay que descartar elementos de ficción en las especulaciones de los historiadores, o en las aserciones de los propios protagonistas o de sus jueces y acusadores. Al final, en mayor o menor medida, todos necesitamos de la ficción.
En algunos momentos me ha dado la sensación de que el autor trata de desmitificar la Bestia Negra que supuso la Inquisición. ¿Es realmente así?
No del todo. La inquisición fue una institución nefasta, que lastró el progreso intelectual y científico de este país hasta el siglo XIX. Pero no todo lo que se le ha achacado es cierto, hay una parte de su realidad que se desconoce, y tampoco fue un invento español. La copiamos de los que luego nos colgarían, nunca mejor dicho, el sambenito.
Hay un momento en que uno de los personajes utiliza palabras de Kierkegaard para hablar sobre el amor. ¿Se identifica Lorenzo Silva con las frases del filósofo danés?
Hasta cierto punto, siempre. Es la ventaja que te da la ficción. Puedes jugar a mezclar lo que piensas con lo que no es exactamente tu percepción. Puedes llevar las cosas más al límite. Y en sus escritos sobre el amor, Kierkegaard llega a ese límite.
En el libro hay algunas referencias que el lector debe buscar en internet: la última palabra en una película de Kubrick, la última escena de Mastroniani en un film de Visconti, un vídeo musical en youtube... ¿un modo de que el lector interactúe con la novela?
Pues sí, en ese sentido es una novela 2.0. Es que ahora todo está enlazado a todo. Y el que no lo entienda, mal lo lleva en este tiempo que nos ha tocado vivir.
Al parecer se llevó a cabo una especie de concurso para desentrañar lo que no aparece en la página 237 de la novela, mediante la intervención de los internautas. ¿Cuáles fueron los resultados?
Sólo puedo decir que magníficos. Se escogió una ganadora y dos finalistas, por la alta calidad de los textos. Y el de la ganadora, sinceramente, me impresionó. Demostró que la interacción lector-autor puede ser algo más que un experimento simpático. Es susceptible de tener verdaderos resultados artísticos. Pueden comprobarlo, si quieren (los textos ya están publicados en elmundo.es).
¿Para cuándo tu próxima novela? ¿Puedes adelantarnos algo?
Yo la terminaré este verano y en principio iba a salir en otoño, pero seguramente se retrase para principios de 2010, por cuestiones de programación editorial. Es la quinta novela de Bevilacqua y Chamorro. Y no sé si hace falta decir mucho más… Bueno, sí, adelanto que ahora Chamorro es sargento. Y menudo sargento…
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