Enemigos de Esparta

Opinión:

"Enemigos de Esparta" tenía todos los ingredientes para encandilarme (ambientación en la Antigua Grecia, guerra, conspiraciones, algo de romance...) y eso es lo que ha conseguido. Sebastián Roa nos traslada con su estupenda ambientación a una época donde Esparta está en su momento de mayor esplendor, teniendo fama de invencible, a pesar de lo cual los exiliados de Tebas deciden enfrentarse a su tiranía y recuperar su ciudad. Pero, para mantener su libertad, deberán llegar mucho más lejos, enfrentándose al enemigo en el exterior y a peligros internos como Menéclidas, un hombre cobarde que solo mira por sí mismo e intentará usar la democracia en su beneficio. En ese periodo, casi desconocido para mí y sorprendentemente fascinante, se dieron grandes avances militares y ocurrieron cosas casi increíbles, como que se formara un ejército compuesto por parejas de homosexuales, con la creencia de que, al tener a su enamorado al lado, lucharían con más fiereza.

A nivel argumental, también está muy bien hilado con la historia de Prómaco que, en vez de ir directo a Esparta para recuperar a su amada, lo que sería un suicidio improductivo, se une a la rebelión y va superando todo tipo de pruebas como un Hércules. Está tan empeñado en cumplir su misión que aparca cualquier futuro con Agarista, que le ama y sufre lo suyo por ese amor. Ambos personajes son fantásticos, al igual que Pelópidas, su amante Górgidas o el discreto Epaminondas, que debe asumir el poder sin desearlo (estos tres últimos son personajes históricos, también aparecen muchos otros como Platón, el padre de Alejandro Magno de joven...). Las historias de todos están muy bien entretejidas con los hechos históricos y llevan a un desenlace muy oportuno (y que, por otro lado, intuía por todas las cosas que se iban revelando sobre el carácter espartano).

El ritmo fue también bastante fluido, salvo en algunos trozos muy puntuales, aunque se recuperaba con relativa rapidez. Vamos, que es una novela de lo más disfrutable, con buenos personajes y un contexto histórico interesante y bien documentado.

Déborah F. Muñoz