En la colonia penitenciaria

Opinión:

Es posible, a veces, que los relatos o historias que leemos nos introduzcan en épocas y espacios irreales, pero que al analizarlos con más detenimiento, nos demos cuenta que pueden, sin duda alguna, tocar aspectos relevantes de nuestra sociedad actual. Este es el caso de "En la colonia penitenciaria" de Franz Kafka... Una justicia distópica, que se imparte y ejecuta en un corto tiempo, tanto que no da tiempo siquiera a una valoración del caso en su totalidad.

El acusado aquí se convierte en una víctima -sea culpable o no- de una justicia instantánea, que provoca náuseas por su aplicación tan agresiva como fulminante... Si veíamos muy drástico lo de "La letra escarlata" de Nataniel Hawthorne, publicada por vez primera en 1850, eso de llevar una enorme "A" roja en el pecho por adúltera, con todo el rechazo social que conlleva... lo de la colonia penitenciaria toca todas las fibras sensibles del lector. Imaginad la situación en este lugar, alejado de todo el mundo básicamente, donde se imparte una justicia dolorosa por la forma en que se ejecuta... y que no todo el mundo esté de acuerdo con ello.

El visitante es un mero espectador de una fiesta de sangre que le revuelve las entrañas y se siente en la necesidad de expresar lo que siente. Desagrado. Empatía con el acusado. Enajenación por algo que no puede controlar, ni detener.

En este caso, el relato mantiene la tensión en todo momento, con un ambiente aséptico y distante -muy típico de Kafka-, con una sensación de empatía ausente, sobre todo, esta sensación en el aire de "esto sucede porque siempre se ha hecho así" que convierte  la lectura en algo más que inquietante.

Así, esta obra de Kafka provoca incomodidad, algo se revuelve dentro de ti cuando la lees y eso cobra importancia en el análisis posterior de Luis Fernando Moreno Claros, que nos desgrana variables interesantes y sobrecogedoras, en la razón de ser de esta oscura obra kafkiana. El contexto toma preponderancia, el movimiento filosófico, la realidad de la época. Europa hervía en ideas que tornaban hacia un totalitarismo. El mundo estaba cambiando y Kafka iba tomando nota de ello.

Un relato estremecedor, que parece preconizar lo que sucederá en la civilizada Europa durante la Segunda Guerra Mundial. El horror entra por la puerta grande, sin duda alguna, y esta obra da cuenta de ello...

Y volviendo a lo que decíamos al principio, es decir, que este texto aunque no hable expresamente de nuestro presente, lo vislumbre desde el pasado... es un relato oscuro, desafectado, cínico, donde se le da preeminencia a la tecnología, donde lo esencial es la puesta en escena que el contenido. Como pasa hoy por hoy, inmersos en una tecnología alienante, sin empatizar con el que está a tu lado. Aislados. Asépticos. Manipulables.

Aquí es donde Luis Fernando Moreno Claros nos da una clara muestra de esto en su escrito, haciendo un análisis muy lúcido hacia esta obra, donde destaca esa sensación de deshumanización de los procesos, de una vida que no es vivida, de un destino que no puedes controlar. Dándonos el contexto, y sobre todo, creando el ambiente propicio para volver a leer el relato con otros ojos, vislumbrando símbolos nuevos, ideas y viendo, retrospectivamente, cuanta verdad hay en eso que todos los elementos externos te dan herramientas para construir una obra sólida y bien narrada. Kafka lo borda. Lo sabemos. Pero leerlo, sin saber nada sobre lo que pasaba en torno a su vida, te da una idea diferente de la obra, esta joya de Acantilado nos hace este gran trabajo. La obra, su entorno, un gran conocedor de Kafka nos cuenta todo lo que rondaba en su tiempo y en su cabeza en la época que escribió "En la colonia penitenciaria". Es una lectura imprescindible en los tiempos que corren. Sin duda alguna. 

Carol Inabé Barba