En casa teníamos un himno

Opinión:

Qué interesante historia acerca de los lazos familiares entre una madre y sus dos hijas. Una historia para reflexionar, realmente emotiva a la vez que fresca y actual, de la que cualquiera de nosotros podríamos formar parte, no ya por las situaciones de la trama, sino por las relaciones que se dan en esta pequeña familia de tres miembros; y sí, también arranca risas en alguna que otra ocasión.

Apenas se puede contar sin desmembrar parte de sus historias y es mejor leerlas. Son 3 protagonistas con el mismo peso: Erne, la madre con 65 años; Remei, la hija mayor con 42, y Marga, con 35 años. Cada capítulo está narrado en primera persona por una de ellas, gracias a lo cual conoceremos cómo han vivido y sentido lo que les ha ocurrido como familia, y lo que les está ocurriendo en la actualidad a cada una de ellas y cómo reaccionan las otras. El primer capítulo es Marga, vive en Barcelona, trabaja en una floristería; siempre se ha sentido algo fuera de su familia y aún sigue buscando su sitio en la vida y dentro de los suyos. La primera frase con la que se nos dirige es de lo más curiosa: "Cuando nací, mi madre no hablaba. No empezó a hablar hasta que tuve 7 años". Seguimos con Remei, introvertida, casada, madre de un niño, con una vida estable, acomodada, "triunfante", y siente que ha perdido el sentido de su vida; sobre su relación con su madre sabemos que estudió psiquiatría "para entender a mi madre". La madre en cuestión es Erne, oriunda de Arnés, un pueblo de Tortosa, de buena familia, y actualmente vive en San Gimignano (la Toscana italiana) a modo de "renacimiento" desde que se quedó viuda; se marchó del pueblo para ser ella misma, algo que con su familia no podía ser; para tener una vida elegida por ella. Dos hermanas con una gran distancia emocional hacia su madre a quién no ven desde hace 5 años. Con estas presentaciones, el lector se pregunta/infiere que algo muy fuerte le debió ocurrir a Erne para: quedarse "muda" durante años, y dejar su vida y a sus hijas y marcharse a Italia para no volver. 

Una situación personal en una de ellas hace que vuelvan a reunirse en lo que ha sido durante los últimos años el refugio de su madre, la Toscana, en donde se embarcarán en un viaje emocional madre e hijas en el que saldrá la historia familiar de cada una de ellas en Arnés, donde vivían, y sus pasos hasta llegar a hoy. Escucharemos (sí, no leeremos, porque envuelve tanto al lector que nos sentiremos una más de esa familia que está en esa preciosa casa de la Toscana) acerca de las dudas de Remei sobre su futuro tan no perfecto; los bandazos de Marga; la parte oculta de la familia; o las razones del mutismo selectivo de Erne, su historia, que descubriremos al mismo tiempo que sus hijas. Todos los secretos de su "universo" nos quedarán desvelados.

No será fácil la catarsis de ese retrato familiar; a través de duras confesiones por parte de las tres, saldrán a la cara las diferencias de las relaciones, el cómo se rompen los lazos, la distancia emocional; se despertarán algunas furias acumuladas durante años. Entre ellas hay soledad, decepción, incomprensión, silencios, y reproches, especialmente de las hijas hacia la madre, lo que a primera vista podría medio entenderse pues las decisiones que tomó las habría herido. "Una mujer, ¿deja de ser una persona con ilusiones y objetivos en el momento en que se convierte en madre?"; "los hijos no lo piensan, pero te exigen más de lo que humanamente se puede dar y harán reproches pase lo que pase". Pero en esa larga conversación, acabarían entendiendo esa historia que sin conocer había condicionado tanto sus vidas, y perdonando a su madre y a sí mismas. Una estancia que les curará un poco a todas; se cerrarán episodios del pasado que estaban inacabados; tomarán decisiones de cambio, decisiones que marcarán sus vidas; se pedirán perdón y, lo más importante, que todavía se tendrán las unas a las otras.

Una enternecedora historia a partes iguales por las tres, con capítulos muy envolventes, especialmente los dos primeros que hacen que enganchen al lector desde el primer momento. Una historia íntima de oportunidades perdidas y otras que llegan, introvertida, reflexiva; de decisiones que hacen cambiar a las protagonistas para siempre. Tres mujeres muy diferentes: Erne, serena quién tomó una decisión, se aferró a ella y consiguió la paz; Marga, espontánea, quién deberá encontrar su lugar en el mundo; y Remei, con un bloqueo vital complicado de desentrañar. Cada cual con sus fantasmas, pero con deseos de libertad, de una vida mejor. Una historia que nos parecerá nuestra porque nos sentiremos una más de ellas y necesitaremos de explicaciones e incluso meter baza en ellas; porque podríamos estar en un momento vital como el de alguna de ellas y queremos saber qué pasará si… El lector seguro que podrá, si no identificarse, sí inclinar la balanza hacia uno de estos tres personajes, bien por su forma de ser, por la forma de entender la vida, o por su empatía con ellas.

Y una pequeña muestra de todo ello lo encontramos en este par de reflexiones que lo dicen todo: "Todo el mundo tiene derecho a vivir la vida de la manera que quiere vivirla"; y, "ahora estamos vivos; un día estaremos muertos, y las cosas hay que hacerlas mientras estemos vivos". 

No tenemos tiempo que perder.

Belén Flores