En algún rincón del tiempo

Opinión:

Cristià Serrano

Nueva publicación de uno de los clásicos de Richard Matheson, originalmente publicado en 1975 bajo el título de Bid Time Return y posteriormente renombrado como Somewhere in Time tras el lanzamiento de la película del mismo nombre en 1980, la cual protagonizaron Christopher Reeve, Jane Seymour y Christopher Plummer. Tanto la película como el libro se consideran obras de culto y obras de referencia dentro del mundo del romance. De hecho, este libro le valió al autor el Premio Mundial de Fantasía en 1976, venciendo a Stephen King, nominado por Salem's Lot.

La historia se divide en dos bloques, claramente diferenciados tanto en el estilo narrativo como en el espacio temporal. La primera parte ocurre en 1971 y revela un estilo dinámico y con textos breves, redactados de forma oral, puesto que el narrador, Richard Collier, el propio protagonista, cuenta sus vivencias en una grabadora, al estilo casi de un guion cinematográfico; la segunda parte, en cambio, regresa a un estilo más decimonónico, coincidiendo con que el narrador viaja a 1896, en una época donde se solía redactar con unas pautas más marcadas y con un vocabulario más formal. Para un lector/a más acostumbrado a la acción, el misterio y las emociones, la primera parte constituirá un tramo de muy poco interés, donde, para todo aquel que desconozca la trama, puede llegar a verse tentado a abandonar la lectura. Es una parte con muchas reflexiones, con muchas ideas y con poco jugo, que sirve para darle forma y figura a Richard Collier, en un acto de empatía y consideración. La segunda parte, a diferencia de la primera, hace partícipe a otros personajes, principalmente Elise McKenna y William Fawcett Robinson, otorgando un mayor juego de claroscuros: el romance apasionado entre Richard y Elise y las fechorías de William para evitar el romance. 

El amor está presente de principio a fin (incluso cuando, en la primera página, el narrador se despide de su hermano), un amor que se acrecienta cuando viaja al pasado y se encuentra con Elise, quien, tras una conversación con una vidente, ya sabía que Richard aparecería en su vida. El color del amor invade todas y cada una de las páginas, hasta que llega un momento en que se torna demasiado meloso y ñoño. Puede ser, incluso, que se acabe considerando absurdo, empalagoso o exagerado, si bien representaría, quizás, el deseo de cualquier persona: que la persona con la que quieres estar esté dispuesta a morir por ti o a no separarse jamás de ti. El autor, de un modo u otro, eleva el amor hasta el pathos, para evidentemente crear un efecto dramático que posteriormente supondrá un final impactante y doliente (aunque previsible).

Hay mucha psicología narrativa y mucha descripción de acción. El narrador no se ornamenta en largas ni exuberantes decoraciones. Prefiere centrarse en los pensamientos de Richard Collier y en sus sentimientos, buscando crear en el lector/a un estado de ánimo volátil y dinámico, que por momentos crece y por momentos decrece. 

Como dato curioso, el libro está basado en un episodio real del autor, quien se quedó prendado del retrato de la actriz Maude Adams, quien, al igual que Elise McKenna, cultivó el género del teatro y obtuvo su mayor reconocimiento por la obra Peter Pan.

Richard Matheson (1926-2013) fue un escritor y guionista, uno de los más reconocidos y famosos de la segunda mitad del siglo XX. Como escritor, publicó obras como Soy leyenda o Más allá de los sueños; como guionista, es el creador de episodios en series tan célebres como Star Trek, Alfred Hitchcock presenta o La dimensión desconocida.

Cristià Serrano

Fernando Martínez Gimeno

Con este libro me ha surgido una duda al intentar definir de qué género se trata. ¿Es una novela de amor que es posible a través de un viaje en el tiempo? ¿Es una novela de SciFi que es posible gracias al amor del protagonista que le lleva a viajar en el tiempo? Viendo quién es el autor y una vez leído el libro, sin lugar a dudas la respuesta es que tenemos una novela del género de la Ciencia Ficción cuyo argumento principal es un viaje en el tiempo en busca de una persona amada.

Desde el punto de vista técnico se trata de un trabajo irreprochable. El autor utiliza una primera persona absoluta; excepto la nota de Robert Collier, el hermano de Richard, que precede al "diario" y el epílogo del mismo Robert, que "explica" los hechos desde el punto de vista de la racionalidad y que "desmiente" la historia, todo está narrado desde la perspectiva de Richard con una minuciosidad que por momentos exaspera, pero que es siempre efectiva.

Para el que desee leer la novela pensando que se trata de la alucinación de un moribundo, perfecto, adelante. El propio Matheson proporciona la ruta. Robert dice: "No es de extrañar que Richard desarrollara la fantasía de haber viajado en el tiempo para reunirse con Elise McKenna". Y luego: "Sabía que la muerte lo visitaría dentro de poco", ya que el protagonista tiene un tumor incurable y puede pensarse que esta historia es un modo de evadirse de su final.

Pero están tan bien explicados los mecanismos que le permiten ir a la época de Elise y sobre todo son bastante divertidos los momentos previos en los que Richard se plantea la controversia de cómo va a vivir sin dinero en esos años o cómo va a ir vestido, que hacen que las explicaciones técnicas (parte fundamental de una novela del género) sean más amenas.

Incluso al final del libro aparecen (por lo menos en esta edición) una serie de notas para un posible Club de Lectura que hacen ver y comprender una serie de hechos del libro.

"En algún rincón del tiempo" es el tipo de novela cuya trama se puede contar en ocho segundos, y se puede leer en dos o tres sentadas, pero que no se agota hasta que el lector no procesa todos sus elementos constitutivos. El talento de Matheson consiste en suspender la credulidad hasta el punto en que cada detalle de construcción, cada pensamiento del protagonista, encaja en el sitio que le estaba asignado. No hay espacio para la indiferencia, aunque sería perfectamente respetable la óptica de un lector al que el oficio puesto en esta historia romántica lo dejara indiferente o hasta le pudiera resultar insoportable.

Fue llevada al cine en 1980 de la mano de Jeannot Szwarc, con Christopher Reeve y Jane Seymour, y guion del propio Matheson. "En algún rincón del tiempo" es una historia conmovedora, fantástica, romántica... muchos son los calificativos que podríamos emplear para describirla. La muerte es un gran arquitecto, creo. De fantasías, de terribles hazañas, de escapes imposibles.

Matheson, conmigo logró la no poco estimable proeza de convencerme, durante más de trescientas páginas, de que si uno lo desea con suficiente intensidad, puede lograrlo.

Fernando Martínez Gimeno