Eloísa está debajo de un almendro
Título: Eloísa está debajo de un almendro
Título Original: (Eloísa está debajo de un almendro, 1940)
Autor: Enrique Jardiel Poncela
Editorial:
Cátedra
Colección: Cátedra Base
Copyright:
© Herederos de Enrique Jardiel Poncela, 2016
© Introducción, notas y propuestas de lectura: Gabriel Mas Mateu, 2016
© Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, SA), 2016
Edición: 1ª Edición: Marzo 2016ISBN: 9788437635217
Tapa: Blanda
Etiquetas: humor humor español humor negro literatura española teatro clásicos modernos ironía y sarcasmo absurdo
Nº de páginas: 154
Argumento:
Ezequiel Ojeda hace experimentos con gatos para hallar un remedio contra la pelagra. Clotilde, que se siente atraída por Ezequiel, sospecha que los lleva a cabo con mujeres. Edgardo se enamora de Clotilde, pero al no ser correspondido, guarda cama desde hace veintiún años. Micaela, junto a Caín y Abel, sus perros, vigila el jardín convencida de que aparecerán unos ladrones. Julia desaparece para casarse con Luis Perea, el policía que investiga la muerte de una mujer en la finca de los Ojeda. El criado Fermín, el único cuerdo, está harto de todo e instruye a Leoncio para que sea su sustituto.
Opinión:
La historia que Enrique Jardiel Poncela dramatiza transcurre alrededor de un misterio que oculta la familia Ojeda; a saber: que Eloísa está enterrada debajo de un almendro. Para contarnos esta trama el autor disecciona a una serie de personajes, cada uno con su peculiar historia, que se mueven dentro de diversas situaciones a cada cuál más absurda y con una buena dosis de humor negro.
A raíz de la idiosincrasia de los personajes, la mayoría de los diálogos son absurdos, en los que se mezclan el lenguaje culto y vulgar, bastante caricaturizados. Las intervenciones de Fermín y Leoncio son el aporte de ironía y mordacidad sobre las situaciones que recrean el resto de personajes, así como los monólogos de Práxedes, la señorita de compañía de Micaela.
El humor absurdo le sirve a Jardiel Poncela para retratar determinados perfiles sociales y dejar en evidencia sus trastornos. Su sentido del humor, mayormente negro, y lo extravagante de las situaciones en que mete a sus personajes recuerdan al cine de Luís García Berlanga y José Luis Cuerda. Por supuesto el teatro es otro medio que el cine, pero estos tres autores recurren a las mismas herramientas para crear sus historias y servirnos buenas dosis de entretenimiento. Y con cabeza. Cada vez que uno sonríe leyendo Eloísa está debajo de un almendro, no se ríe de un chiste fácil; es algo muy distinto: cada sonrisa que nos regala esconde un ataque, una puñalada a algún aspecto de nuestra sociedad.
"Eloísa está debajo de un almendro" es una buena opción, ya sea como lectura o bien como propuesta para llevar a un escenario.
Roger Messegué
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Comentario de los lectores:
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