El vértigo de la fuerza
Título: El vértigo de la fuerza
Título Original: (Vertige de la force, 2016)
Autor: Étienne Barilier
Editorial:
Acantilado
Colección: Cuadernos del Acantilado
Copyright:
© 2016 by Libella, Paris
© de esta edición, 2018 by Quaderns Crema S.A.
Traducción: Manuel Arranz LázaroEdición: 1ª Edición: Febrero 2018
ISBN: 9788416748860
Tapa: Blanda, bolsillo
Etiquetas: violencia cristianismo ilustración ensayo fanatismo islamismo terrorismo islámico represión social fanatismo islámico fanatismo religioso
Nº de páginas: 133
Argumento:
"El vértigo de la fuerza", de Étienne Barilier, es un ensayo sobre la violencia contemporánea, especialmente enfocada en los atentados perpetrados por el fundamentalismo islámico, profundizando en la evolución del crimen desde el punto de vista histórico y cultural, y en relación con la vigencia de los principios humanistas que conforman las sociedades más avanzadas.
Opinión:
Esta obra de Barilier comienza con una afortunada referencia a "El Hombre rebelde" de Albert Camus, señalando que uno de los trágicos inventos del siglo XX es el crimen lógico, colectivo, universal, cuya comprensión permite enfrentarnos a fenómenos violentos contemporáneos como el terrorismo islamista. Esa violencia colectiva, organizada, premeditada, que hunde sus raíces en el dilema moderno entre razón y fuerza.
Para este debate, Barilier sugiere que el intento por "explicar" esos fenómenos violentos, contextualizar o comprender la raíz del mal, puede alejarnos de, correr el riesgo de matizar, la defensa cerrada de la razón humana, de la exigencia de la Ilustración, del diálogo ilustrado, frente al sometimiento de la voluntad humana al poder de la fuerza. Frente a esa tendencia intelectual e incluso periodística de encontrar explicaciones sociológicas, culturales e incluso el recurso a esa teoría del "perdedor radical", para entender el comportamiento violento en una estructura organizada de carácter colectivo nos puede desviar del foco correcto que pone el énfasis en algo tan palmario y básico como la denuncia de ideas tan malignas como dañinas.
Hay ideas, teorías, interpretaciones, discursos, creencias, sean políticos o religiosos, que beben de la fuente del mal, de la preeminencia de la fuerza sobre la razón, y eso no puede moderarse por la vía de la comprensión del contexto o el ambiente donde estas tentaciones radicales y violentas florecen.La igualdad de género, la libertad de pensamiento o la democracia son conquistas de la humanidad, que no pueden "rebajarse" por un imposible y malentendido equilibrio con determinadas situaciones culturales, económicas, geográficas o religiosas.
Y por eso, en nuestra tradición occidental, la represión de las libertades, en forma de censura o represión, nos acerca peligrosamente a esos riesgos que llevados al extremo derivan en violencia. Unas conductas que en nuestro espacio cultural de libertad no son permisibles, porque se nutren de los mismos principios de exclusión y preeminencia que se alinean en términos de legitimidad de origen con los fanatismos de la ralea que sean.
Una de las ideas más atractivas de este libro tan oportuno como recomendable, es que el fanatismo niega el tiempo, porque parte de la idea de principios inmutables al margen de la evolución intelectual de la humanidad. Como escribe Barilier, "El tiempo otorga al hombre la posibilidad de nuevos acontecimientos espirituales más allá de las pretendidas revelaciones internas". El fanatismo, la supremacía de la fuerza sobre la razón, exige principios inmutables, inalterables, y entender esa inmutabilidad al margen de la dinámica social e histórica, de la innovación en el conocimiento o en la creación artística, es precisamente el principio de su final, de su debilidad, de su radical sinsentido. Por eso la obsesión de los fanáticos por perseguir la cultura o destruir los monumentos de la antigüedad que nos traen al presente un tiempo pasado que no coincide con ese tiempo que ellos pretenden inmutable.
Un sinsentido que va contra la idea tan humana de progreso, de mejora continua, incluso de conocimiento acumulado y diverso, como de esperanza y expectativa, condenando a una realidad conformada únicamente por quien posee el ridículo bastón de mando de su única verdad posible. Este ensayista nos advierte de la peligrosa unión de la fuerza y lo sagrado, de dotar de una dimensión moral a la violencia, de los riesgos asociados a impedir la discrepancia. Y esa lección deberíamos aprenderla para entender nuestro mundo contemporáneo, incluso en aquellas manifestaciones más cercanas que nos acercan al peligroso mundo de las certezas inmutables e incontrovertibles. Sin duda este libro, ilustrado, humanista, defensor de la razón frente a la fuerza, es de una lectura urgente e imprescindible.
Jorge Riet
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Comentario de los lectores:
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