El verano de los juguetes muertos (Inspector Salgado 1)
Título: El verano de los juguetes muertos (Inspector Salgado 1)
Título Original: (El verano de los juguetes muertos, 2011)
Autor: Toni Hill
Editorial:
Debolsillo
Colección: Best Seller
Copyright:
© Toni Hill Gumbao 2011
© DeBolsillo 2011
ISBN: 9788499891040
Tapa: Blanda, bolsillo
Etiquetas: juicios maltrato abusos malos tratos religión criminales asesinos psicópatas sociópatas género negro policiaca literatura española novela vudú venganza trilogías
Nº de páginas: 358
Argumento:
¿Qué tienen en común dos muertes aparentemente accidentales con
años de diferencia entre ellas y un suicidio? Eso es lo que se
pregunta el inspector Héctor Salgado a lo largo de su investigación
durante un bochornoso verano barcelonés. Sus pesquisas le llevarán
a descubrir que quizá la justicia no siempre es igual para todos,
que los intereses creados son más importantes que la vida humana y
que, en ocasiones, es inevitable tener que ensuciarse las manos
para castigar al que se cree culpable, aunque el precio a pagar sea
muy caro.
Opinión:
Decir que la novela negra en España está en auge sería quedarse
corto tratándose de uno de los géneros que más adeptos tiene en
nuestro país y que ha dado grandísimos escritores reconocidos más
allá de nuestras fronteras. Decir que en novela negra todo está
escrito es absurdo, Toni Hill moderniza la novela negra sin
que por ello se pierda el sabor clásico que siempre ha sido su
característica.
Más que digno debut de Toni Hill con una historia de buenos y malos
en los que ni unos ni otros lo son tanto, con protagonistas que se
transforman en títeres de sus acciones y con diferentes líneas de
acción que nos harán sumergir en un mundo terrorífico por ser tan
real y tangible. En "El verano de los juguetes muertos" no
hay héroes que valgan, son la imagen viva del antihéroe, el tipo
absolutamente normal que intenta desempeñar su trabajo lo mejor
posible, inmerso en plena crisis de los cuarenta y al borde de un
vacío existencial en el que parece estar cada vez más inmerso;
Héctor Salgado es igual que cualquier hombre en el ecuador de su
vida.
Esta normalidad es la que hace del protagonista el compañero
perfecto por un viaje criminal que empezó mucho antes de que los
mismos implicados lo sepan, de hecho es inteligente, hábil y
atrevido ver que alguno de los culpables lo es desde el momento
mismo de su nacimiento y que, a su vez, se convierte en
desencadenante de hechos dramáticos que parecían perdidos en la
memoria.
"El verano de los juguetes muertos" es una historia de
venganza atípica, en la que las vidas cruzadas, los hilos que tejen
las diversas tramas, nos involucrarán en el misterio desde el
prólogo logrando que caigamos en una red de mezquindad, de falsas
apariencias, de secretos sepultados bajo tierra que mantienen vivo
nuestro interés más allá del desenlace. El hecho de urdir una trama
absolutamente negra con un poco de superchería gracias al vudú,
hace que estemos ojo avizor en todo momento, como si supiéramos que
algo subyace entre las investigaciones y que, tarde o temprano,
tendrá que salir a la superficie para causarnos un golpe de efecto
que estamos esperando pero que, por suerte para el lector, no
sabemos cuándo va a llegar. Toni Hill se mueve como pez en el agua
entre todos los estratos sociales que componen este enigma,
demuestra valentía al tratar ciertos tabúes sin cortapisas o miedos
y al poner en la picota al clero si la ocasión lo requiere.
El carácter de los personajes queda definido en un par de líneas y
estará presente en todas y cada una de las acciones que cometen
pero, por encima de todos, es la personalidad de Salgado la que
marca el tono, un policía capaz de tomarse la justicia por su mano
ante la imposibilidad de castigar al culpable de otra manera. Este
suceso del pasado reciente del inspector es el que le define y
diferencia del resto, no actúa así habitualmente, sólo cuando no le
ha quedado más remedio. Por eso, cuando descubre que alguien se ha
comportado de la misma manera, pone en la balanza las diversas
opciones que se podrían haber empleado, siendo incapaz de sentir
lástima por personas que nunca han buscado la justicia, más bien
acallar sus conciencias y seguir adelante con unas vidas perfectas
a los ojos de la sociedad.
Es la constante que sobrevuela en todas las páginas del libro ¿el
fin justifica los medios?, ¿una mala acción, una acción equivocada,
por buenas razones, se convierte en algo bueno? Es ahí cuando el
lector tiene que sacar sus propias conclusiones, empatizar con unos
personajes y odiar a muerte a otros, preguntarse si, dado el caso,
habría reaccionado de la misma manera o, peor aún, si sería capaz
de seguir viviendo con los ojos cerrados a la realidad abominable
del crimen de otro. En ocasiones, y esta es una de ellas, no hace
falta matar a nadie para convertirse en asesino, basta con cruzar
los brazos y mirar hacia otro lado.
Todos somos esclavos de nuestras palabras y de nuestros actos, la
pasividad con la que miramos el mundo que nos rodea no nos hace
dormir mejor por las noches, sólo consigue que nos engañemos ante
la supuesta placidez de nuestra existencia, en definitiva todos
formamos parte de "El verano de los juguetes muertos", el
problema es ser involuntariamente uno de esos muñecos.
Patricia Rubiera
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Comentario de los lectores:
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