El último lobo

Opinión:

Sébastien Perez, escritor francés, colabora con diferentes artistas que ilustran sus obras. En esta ocasión repite por tercera vez en la creación de una joya literaria infantil de la mano de Justine Brax, ilustradora francesa con una gran carrera profesional.

"El último lobo" es un precioso álbum ilustrado lleno de aventuras y valores dirigido principalmente a los más pequeños de la casa, aunque existe una alta probabilidad de que los adultos caigan rendidos ante el embrujo de sus páginas.

El cuento se presenta en una edición maravillosa, exquisita y cuidada. Con su tapa dura, grandes dimensiones, guardas espectaculares y sus brillantes ilustraciones, el libro ya de por sí atrae por los ojos a los amantes de la literatura.

El texto, formado por una narrativa directa, sencilla y precisa, cuenta con un claro estilo tradicional y unas descripciones landscape. Cabe destacar que el formato de la letra y su tamaño no es propio de la edad a la que va dirigido, por lo que intuyo que está ideado para ser contado por un buen orador mientras los niños disfrutan de la aventura apoyándose en el material visual.

Las ilustraciones impresionan desde el primer momento por todos los detalles que priman. Justine une varias técnicas para dar vida a los personajes envolviendo al lector en el frío de la estación del invierno, época en la que se desenvuelve la historia. Para ello se hace valer de tonos pálidos, predominando el blanco, el gris, el azul, el plateado y el rojo que aporta un toque alegre.

Además de esto, pequeños y detallados elementos importantes de la historia destacan en las páginas de texto.

Pero, "El último lobo" no es solo un libro bonito con ilustraciones impresionantes, sino que tiene la intencionalidad clara de educar en valores a través de diferentes mensajes.

Desde el principio el autor lleva al lector de la mano a través de los ojos de Milo, quien influenciado por los comentarios del pueblo y la tradición siente un odio atroz por el lobo. Este odio se justifica constantemente con la Gran Guerra, en donde miles de hombres del pueblo murieron. El protagonista, a lo largo de la historia, se lo repite una y otra vez para no olvidar el motivo de su venganza. Con esto, queda patente un claro mensaje antibélico, pues denota que la guerra solo conlleva sufrimiento, rencor y pérdida.     

Durante la búsqueda del lobo, el lector más avezado y despierto, puede descubrir cómo Milo, influenciado por su sed de venganza, se llega a convertir simbólicamente en ese feroz enemigo al que tanto odia.

Lo que encontrará al enfrentarse al lobo hará que su coraza caiga y el sentido de su vida tome rumbos completamente opuestos.

Son muchos los mensajes que esta breve historia presenta. Las pérdidas, la desolación y estragos causados por la guerra, el rencor, la memoria histórica, la diversidad racial, la multiculturalidad, el pacifismo, el sentimiento de comunidad, el amor por los animales, la ternura o generosidad, son temas que se encuentran de una forma u otra entre sus páginas llevando al pequeño lector a entender que todos los implicados en una conflicto tienen sus propios motivos, ideales e impulsos que los llevan a la lucha, no siendo ni mejores o peores que los del contrincante. También, destaca las consecuencias que toda acción tiene sobre los demás y la necesidad de no juzgar a los demás.

Destacar que, a pesar de la multiculturalidad que predomina en las obras de Sébastien y Justin, los protagonistas siempre acaban siendo personajes masculinos, algo que me gustaría que rompiese con el canon y de vez en cuando se dejara ver alguna chica valiente que se enfrenta a aventuras.

Con un final esperanzador "El último lobo" es otro libro más de estos dos grandes artistas que se hace indispensable en las bibliotecas, no solo por las preciosas ilustraciones que deleitan al lector sino por la sencillez de los cuentos que encierran grandes aprendizajes.

Personalmente lo he leído y releído varias veces disfrutándolo página a página, y en cada ocasión descubro algo nuevo en él.

Considero que un libro así se hace necesario tanto en las bibliotecas infantiles como en las aulas, ya que es un gran recurso, muy motivador, con el que poder trabajar en todos los niveles, desde los cinco años hasta los ocho realizando una buena adaptación para cada uno de ellos y enfocándose en lo que se desea transmitir.

Una vez más Edelvives se luce en el catálogo de novedades y destaca con libros así.

Lo recomiendo cien por cien pues lo disfrutarán tanto niños como adultos, quienes sabrán apreciar la belleza de las ilustraciones y la forma en que está escrito.

Marisa Costa